Es invisible y lleva más de dos semanas causando estragos, pero les duele a todos en ese municipio, pues una de las principales fuentes de empleo.
Las llamas comenzaron el 15 de octubre a 700 metros del ingreso principal de la mina San Fernando, la misma en la que murieron 73 personas en 2010.
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Según Alejandro Amelines, el representante legal de Carbones San Fernando, por fortuna no había nadie en la mina. “No había personal en la mina, el incendio se detecta por equipos de medición de gases que de manera remota miden todo en la mina, y mostraron niveles por fuera de los normales”.
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El punto exacto de la conflagración, explica, es en un socavón llamado San Joaquín, sin embargo las autoridades no saben hacia donde se pudo haber extendido.
Por ahora, en coordinación con la Agencia Nacional de Minería (ANM), organismos de rescate tratan de sofocar las llamas, que son imperceptibles para los transeúntes.
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“Se realizó un plan de trabajo con el fin de sofocar el incendio, el cual consistió en sellar mediante tabiques las entradas de aire al sitio del conato. Por lo complejo de la mina esta misión tomó varios días, donde se realizaron más de 9 tabiques en los túneles conexos al túnel San Joaquín”, publicó la empresa en su cuenta de Facebook.
Y aunque considera la compañía que el fuego está en su recta final, la incertidumbre para más de 400 trabajadores que son empleados directos de la mina empieza a encenderse.
Sus empleos dinamizan la economía local, pues significan ingresos para transportadores, tenderos y otros actores de las finanzas amagaseñas.
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Lo que sigue, según Amelines, es evaluar los daños tan pronto se reciba el aval de la ANM. Por ahora, las llamas siguen consumiendo el interior de la mina San Fernando en Amagá, municipio ubicado a unos 60 kilómetros de Medellín.
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