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El lugar de Colombia donde vivió la titanoboa, serpiente más grande del mundo: medía 15 metros

Según el Servicio Geológico Colombiano, nuestro país fue el hogar de la titanoboa cerrejonensis hace más de 60 millones de años. Las vértebras originales de esta especie se encuentran en un museo.

Titanoboa cerrejonensis
Titanoboa cerrejonensis, la serpiente más grande del mundo que vivió en Colombia -
Servicio Geológico Colombiano

La titanoboa cerrejonensis es una de las criaturas más fascinantes y colosales que han habitado nuestro planeta. Esta serpiente prehistórica, que vivió hace aproximadamente 60 millones de años durante el período Paleoceno, es reconocida como la serpiente más grande que ha existido, alcanzando una longitud promedio de 15 metros y un peso de alrededor de 1.000 kilogramos. Su descubrimiento ha proporcionado valiosa información sobre los ecosistemas antiguos y las condiciones climáticas de la época.

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La titanoboa pertenece a la familia de las boidae, que incluye a las boas y anacondas actuales. Sin embargo, su tamaño descomunal la distingue notablemente de sus parientes modernos. Los fósiles de esta serpiente fueron hallados en Colombia, y su estudio ha revelado que era un superdepredador capaz de engullir presas de gran tamaño, como cocodrilos y tortugas gigantes.

La capacidad de la titanoboa para separar su mandíbula inferior y la elasticidad de su cuerpo le permitían consumir presas enteras, una característica que comparte con las serpientes constrictoras actuales.

El descubrimiento de la titanoboa se produjo en el año 2002, cuando un grupo de científicos exploraba una mina de carbón en Colombia. Inicialmente, se pensó que los restos fósiles correspondían a un cocodrilo gigante, pero el hallazgo de cráneos, vértebras y costillas de otros 29 ejemplares en expediciones posteriores permitió confirmar que se trataba de una serpiente de proporciones titánicas. En febrero de 2009, la prestigiosa revista Nature publicó en su portada las conclusiones de la investigación, liderada por el Instituto Smithsonian de Investigación Tropical y el Museo de Historia Natural de Florida.

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La titanoboa vivió en un período de tiempo geológico caracterizado por profundos cambios climáticos y la aparición de nuevas especies faunísticas que llenaron el vacío dejado por los dinosaurios. Durante el Paleoceno, las temperaturas medias eran significativamente más altas que las actuales, lo que permitió el desarrollo de criaturas de gran tamaño. La relación entre el tamaño de la titanoboa y las condiciones climáticas de su época ofrece nuevos insights sobre fenómenos climáticos pasados.

¿En qué parte de Colombia vivió la titanoboa?

El lugar donde se encontraron los fósiles de la titanoboa es la mina de carbón Cerrejón, ubicada en el departamento de La Guajira. Esta mina a cielo abierto es una de las más grandes del mundo y ha sido un sitio de gran interés paleontológico debido a los numerosos hallazgos de fósiles que se han producido allí. El Cerrejón era una inmensa jungla durante el Paleoceno, comparable al Amazonas actual, donde todo era más cálido, más húmedo y más grande que hoy.

La investigación sobre la titanoboa ha revelado que el Cerrejón era un ecosistema rico y diverso, con tortugas de caparazones del doble del tamaño de las tapas de las alcantarillas, cocodrilos de más de tres metros de largo y peces de al menos dos metros de largo. Estos hallazgos no solo han permitido recrear la imagen de la titanoboa, sino que también han brindado información valiosa sobre el ambiente del Paleoceno y las condiciones climáticas de la época.

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El Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez del Servicio Geológico Colombiano ha jugado un papel fundamental en la investigación y divulgación de la titanoboa. Desde su descubrimiento, el museo ha expuesto las vértebras originales de la titanoboa, permitiendo a los visitantes apreciar la magnitud de esta serpiente prehistórica. La exposición de los fósiles originales ha sido un hito importante para la paleontología en Colombia y ha contribuido a poner al país en el mapa paleontológico mundial.

Otros animales extintos que alcanzaron gran tamaño

Otro gigante extinto que ha capturado la imaginación popular es el Megalodón, un tiburón prehistórico que dominó los océanos hace entre 23 y 3,6 millones de años. Se estima que podía medir hasta 18 metros de largo, con mandíbulas capaces de ejercer una fuerza de mordida superior a cualquier otro animal conocido. A diferencia de los tiburones actuales, el Megalodón cazaba grandes cetáceos, y su desaparición se ha atribuido a cambios climáticos y competencia con otras especies como las orcas.

En tierra firme, el Argentinosaurus se destaca como uno de los dinosaurios más grandes que jamás haya existido. Este saurópodo herbívoro vivió en el Cretácico tardío, hace unos 94 millones de años, en lo que hoy es Argentina. Se estima que alcanzaba hasta 35 metros de longitud y pesaba entre 80 y 100 toneladas. Su tamaño era tal que probablemente necesitaba consumir cientos de kilogramos de vegetación diariamente para mantenerse. Su descubrimiento ha sido clave para entender la evolución de los gigantes terrestres.

En los mares del Mioceno, hace unos 13 millones de años, nadaba el Leviathan melvillei, un cetáceo prehistórico similar al cachalote moderno, pero mucho más agresivo. Con dientes de hasta 36 centímetros, este depredador marino cazaba otros cetáceos, lo que lo convierte en uno de los mamíferos marinos más temibles de su época. Su nombre, inspirado en el escritor Herman Melville, autor de Moby Dick, refleja su naturaleza imponente y su rol dominante en los océanos.

También en el ámbito acuático, pero más cercano a los reptiles, se encuentra el Sarcosuchus imperator, un cocodrilo prehistórico que vivió hace unos 112 millones de años en África. Con una longitud de hasta 12 metros y un peso de 8 toneladas, este “supercocodrilo” era capaz de cazar dinosaurios juveniles. Su cráneo, de más de 1,5 metros de largo, revela una mordida poderosa y una dieta carnívora altamente especializada.

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En cuanto a los mamíferos terrestres, el Palaeoloxodon namadicus es considerado el elefante más grande que haya existido. Este proboscídeo vivió durante el Pleistoceno en Asia y podía alcanzar hasta 5 metros de altura en el hombro, con un peso estimado de 20 toneladas. Su tamaño superaba incluso al del mamut lanudo, y su presencia en el registro fósil ha sido fundamental para estudiar la evolución de los elefantes modernos.

ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL