El río Pauto era un caudaloso e imponente cordón hídrico de Casanare que albergaba vida en abundancia, pero fue entregado en concesión. Ahora solo es un árido río, con corrientes de arena movidas por la brisa.
“Aquí se acabó la pesca, se acabó el agua y, así como vamos, nos vamos a acabar hasta nosotros mismos”, dice el pescador Alciviades Arciniegas.
El finquero Hugo Díaz afirma que no hay agua ni para las gallinas.
El río fue intervenido para conducir el agua a los cultivos agroindustriales, mientras pueblos enteros padecen por el agua que Corporinoquia entregó en concesión.
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Según Jaime Leonardo Montaña, secretario de Gobierno de Pore, Casanare, “se ha gestionado un carrotanque para llevar este líquido preciado a esas familias que están padeciendo esta problemática, están padeciendo literalmente sed por la captación ilegal que se ha hecho por parte de esta asociación”.
Corporinoquia inició en 2019 un proceso sancionatorio contra Asopauto que días después fue suspendido; un juez de tutela le ordenó a la corporación continuar el proceso y tomar medidas de fondo.
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