Las protagonistas de esta conmovedora historia son María Riaño Tabaco y María Cova, de 80 y 75 años, respectivamente. Las mujeres, quienes soñaban con tener una casa propia, estuvieron a punto de darse por vencidas, pero su ilusión regresó gracias a que fueron beneficiadas para tener su vivienda en Casanare.
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María Riaño, de Bocas del Pauto, última vereda del Casanare, vivió toda su vida en una choza de barro y, por mucho tiempo, su sueño fue tener un techo digno. “Yo le pedía mucho a mi Dios que algún día tenía que tener un techo”, enfatizó la matrona.
De igual modo, enfatizó que, aunque muchos le preguntaban si no le "daba vergüenza vivir así”, ella respondía que no porque “en esa casita que vivo yo soy alegre”.
Por el mal estado de una vía en el corregimiento, los “Reyes Magos” demoraron, pero los camiones llegaron y, con ellos, también la esperanza de un sueño que se haría realidad.
Riaño relató que, cuando vio esa casa, ella se preguntó para quién sería, pero, cuando supo que le pertenecía, le dio "gracias a Dios".
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Por su parte, cuando María Cova se enteró de que tenía un techo propio y digno, demostró su alegría con una gran sonrisa mientras estaba rodeada de su familia.
Danilo Alférez, habitante de Bocas del Pauto, señaló que “la gestión más grande que pudo hacer la Gobernación de Casanare fue regalarle este pedacito de cariño, un pedacito de corazón y un pedacito de amor a estas dos mamitas que realmente lo necesitan”.
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Por su parte, el gobernador de Casanare, Cesar Ortiz Zorro, dijo que “esto no es una gestión pública, esto es una gestión personal. Desde que estoy en la universidad, trabajo en mejoramiento de vivienda para familias en condiciones especiales de discapacidad y para sectores vulnerables”.
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La comunidad en general comparte la suerte de las dos Marías y con ellas celebran la esperanza de ver sus sueños cumplidos, aquellos que se estaban desvaneciendo en medio de la nada y por el paso del tiempo.