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Durante cinco meses los familiares de Miguel Ángel Rocha Zuriquez se mantuvieron en vilo buscando una pista de su paradero tras desaparecer el pasado 12 de julio del 2025. La última ubicación conocida del joven de 25 años, oriundo de Cartagena, fue en el país vecino de Panamá. Una llamada que hizo a su madre, Benilda Rocha, habría sido la última prueba de vida que dio antes de que se perdiera cualquier rastro suyo y fuese encontrado sin vida meses más tarde en una morgue.
Así lo relató Benilda, quien describió a su hijo como "un joven trabajador, familiar, bueno", que "siempre se comunicaba conmigo, siempre me ayudaba". La familia explicó, en una entrevista realizada con el medio local El Universal, que la confirmación en territorio panameño fue el punto final de una búsqueda que se extendió por más de cinco meses y que involucró a autoridades de ambos países. De acuerdo con la hermana de Miguel Ángel, el proceso de verificación se desarrolló en dependencias forenses, donde las autoridades locales acompañaron la inspección y cotejo que permitió establecer que el cuerpo correspondía al del joven cartagenero. El hallazgo se produjo cerca de un río y, según lo que les informaron, el deceso habría ocurrido el 14 de julio, apenas dos días después de la llamada que alcanzó a hacerle a su madre.
La familia recibió esa información como una confirmación dolorosa de que los días posteriores a la llegada del joven en Panamá fueron críticos y que no hubo más comunicación porque, presumiblemente, ya no tuvo oportunidad de contactar a nadie. El estado en el que fue encontrado el cuerpo llevó a que los parientes decidieran proceder con una cremación para poder repatriar las cenizas a Cartagena, un proceso que también se coordina con apoyo institucional.
"Yo no tengo vida, no tengo paz desde que no sé nada de él, por eso pido ayuda desde mi corazón de madre a Dios y a las autoridades de Cartagena”, con esas palabras, y en medio de lágrimas, su madre Benilda Rocha solicitaba ayuda a las autoridades en diálogo con el diario El Universal días antes de que recibiera una llamada el pasado 7 de noviembre en el que le informaban que hallaron un cuerpo en descomposición y que podría ser el de su hijo.
“Nos dijeron eso, pero no mandaron una prueba, una foto, algo que de verdad nos confirmara”, dijo Rocha al medio citado. Para la pariente ese fue el primer indicio concreto después de meses sin novedades y de enterarse que Miguel Ángel, quien vivía en Bogotá desde hace varios años, había decidido salir de la capital rumbo a la frontera, con el propósito de completar un trayecto irregular que tenía como destino final en Estados Unidos, motivado por su decisión de migrar sin consultar previamente a su madre.
"Él tenía varios años trabajando en la empresa Bimbo, en Bogotá. Allá vivía y tenía todas sus cosas y ese día dejó todo, hasta un carrito que parqueó en una calle, y emprendió un viaje para Estados Unidos”, precisó la mujer, quien destacó lo extraño de la situación al irse sin avisar, solo empacando lo necesario y marchándose, ya que él solía mantenerse en contacto con sus allegados.
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La madre, por su parte, relató que así lo hizo durante todo el trayecto a través de mensajes y llamadas, hasta un primer largo silencio cuando fue retenido por las autoridades en Panamá mientras intentaba avanzar hacia la selva del Darién, una zona conocida por ser uno de los pasos más utilizados por migrantes que buscan llegar al norte del continente: “Migración de Panamá lo encarceló cuando intentaba pasar El Darién, pero el 11 de julio lo liberaron. Habían dicho que lo iban a deportar a Antioquia, pero no fue así, lo dejaron en Panamá”.
Según el testimonio, el joven habría permanecido privado de la libertad por algunos días y, aunque inicialmente se mencionó que podía ser deportado a Colombia, esa medida finalmente no se aplicó. La última comunicación que sostuvieron fue el 12 de julio con una llamada en la que Miguel Ángel le informó que se movilizaría hacia Nicaragua en bus. Sin embargo, la mujer conoció que unos hombres lo habrían bajado del vehículo "y se lo llevaron a otro sitio, eso me dijo". Aquella descripción fue la última pieza de información tuvo antes de que se perdiera todo rastro del joven.
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"Por Facebook, por redes de todo tipo lo estamos buscando. Denunciamos ante la Fiscalía, buscamos ayuda de la Cruz Roja, de las autoridades panameñas y nada, incluso, hablé con el alcalde Dumek Turbay, pero pasan los días y no sé nada”, señaló en su momento y expresó que incluso le seguía escribiendo a su hijo por redes sociales en la esperanza de que en algún momento pudiera responderle. Esa espera se prolongó por meses mientras radicaban denuncias ante la Fiscalía en Colombia y trataban de establecer comunicación con entidades internacionales. La mujer también aseguró que contactó a la Cruz Roja y a autoridades panameñas, aunque sin obtener resultados concretos durante las primeras semanas.
La falta de novedades llevó a que acudiera a la administración distrital en Cartagena en un intento por obtener apoyo para avanzar en la búsqueda. De acuerdo con la información recopilada por El Universal, el caso llegó a la Oficina de Cooperación Internacional, que confirmó que estaba gestionando acompañamiento a la familia en coordinación con el consulado en Panamá. Desde esa dependencia señalaron que, por instrucción del alcalde, iniciarían las gestiones necesarias para facilitar el desplazamiento de un familiar del joven hacia el país vecino y verificar la información que había surgido sobre el hallazgo de un cuerpo.
Aunque los parientes inicialmente expresaron dudas debido a la falta de pruebas y a que no recibieron fotografías o documentos que confirmaran la identidad, la administración distrital agilizó los trámites para comprobar dicha información. La hermana de Miguel Ángel viajó acompañada por una funcionaria designada, tal como lo señalaron los familiares, y fue en Panamá donde se produjo la identificación formal. La familia recibió apoyo para obtener pasaportes y boletos aéreos, según precisaron, así como acompañamiento durante el proceso de verificación. “Tal parece que dos días después que habló con mi mamá, él murió. Lo encontraron cerca a un río y estaba en Medicina Legal. Como su estado de descomposición es avanzado, lo vamos a cremar para traerlo a Cartagena y darle el adiós que se merece, todo con ayuda de la Alcaldía”, precisó la allegada del occiso al diario.
Tras identificar el cuerpo en Panamá, los familiares continúan a la espera de que se completen los trámites necesarios para la cremación y posterior traslado. La familia aseguró que, una vez reciban las cenizas, podrán darle a Miguel Ángel el adiós correspondiente en Cartagena.
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LAURA NATHALIA QUINTERO ARIZA.
NOTICIAS CARACOL DIGITAL.