
Con gas lacrimógeno, la Policía controló a los manifestantes que trataron de evitar la incautación de las excavadoras utilizadas para extraer oro de manera ilegal en inmediaciones de la hidroeléctrica Porce III, en Antioquia, lo que podría causar problemas en la estabilidad del terreno de la eléctrica.
Horas antes del operativo las autoridades hicieron un análisis detallado de la situación y sobrevolaron el lugar a pocos minutos de entrar a la zona.
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La Policía pudo establecer que cerca de 20 retroexcavadoras estaban trabajando en el lugar con una población de alrededor de unas 300 personas.
En esta oportunidad, dicen, el ELN estaría a cargo de la seguridad de ese sector y de los ilegales que extraen el oro.
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La tierra y el oro en Porce III también se la disputan las Farc y el Clan del Golfo.
El general José James Roa, director de la Policía de Carabineros, expuso: “Coaccionan a las personas que explotan estos yacimientos mineros, les piden un porcentaje con el propósito de dejarlos trabajar utilizando algo más complejo todavía como es el mercurio y el cianuro contaminando las fuentes hídricas y lo más terrible es definitivamente acabando con la biodiversidad”.

Así inició el operativo de incautación y destrucción de excavadoras
Horas después del análisis lanzaron el operativo, aterrizaron en Porce III.
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De los helicópteros salieron casi 200 policías que se dirigieron río arriba para buscar las excavadoras.
Algunos manifestantes se subieron a las máquinas amarillas para evitar la incautación.
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Aseguran que otros ilegales encendieron las máquinas para atacar a los uniformados.
Después de casi dos horas de enfrentamientos los manifestantes abandonaron el lugar y la Policía destruyó las máquinas.
“Muy seguramente van a llegar más y más máquinas debilitando con ello la base de la represa y, por supuesto, generando posiblemente una emergencia y por qué no, un desastre aguas abajo de la represa”, complementó el general Roa.
El operativo por ahora dejó la incautación y destrucción de seis excavadoras.
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Ahora deberán desmontar el jarillón con el que desviaron el río.
JUAN CARLOS CALDERÓN MEDINA
CON INFORMACIÓN DE CESAR CHAPARRO PINZÓN