“No lo molestan a uno y le dan comida, y cuando no le dan comida le dan plata”, afirma una de las 1.300 personas sin hogar que hay en la ciudad.
Karent Zappe, secretaria de Desarrollo Social, reconoce que “los corazones de los pereiranos siguen siendo generosos con la limosna y es una de las razones por las que los habitantes de calle permanecen en Pereira”.
Raúl Montañez dirige una fundación que atiende en promedio a 80 habitantes de la calle mensualmente y asegura que el mayor problema es que se pueden mover a diario más de $80 millones en droga, lo que hace que de cada 10 consumidores solo uno se rehabilite al año.
La administración local continúa en el proceso de devolver a sus ciudades de origen a quienes quieran regresar.
Publicidad