El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, pidió este martes un "esfuerzo" a los negociadores en Cuba para acordar esta misma semana las condiciones del cese al fuego definitivo con la guerrilla FARC, que se espera conduzca a la inminente firma de la paz.
"Yo le ruego a Dios que nos dé esa fuerza para terminar estos acuerdos, ojalá esta misma semana, porque estamos ya a punto de lograr esos acuerdos. Si los negociadores hacen un último esfuerzo para lograr terminar ese punto definitivo, que es el cese al fuego y el cese de hostilidades, habremos dado un paso fundamental en la consecución de esa paz", dijo Santos durante un acto en Bogotá.
"Hoy (martes) están regresando a La Habana los negociadores, ayer me reuní con ellos y les di instrucciones muy precisas: traten de cerrar el punto del fin del conflicto, del cese al fuego bilateral, del cese de las hostilidades", añadió el mandatario.
Santos estimó la víspera que para el próximo 20 de julio pueden estar finalizados los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que se encuentran en su recta final tras casi cuatro años de negociaciones en La Habana.
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Según el mandatario, el gobierno y la guerrilla tienen previsto reunirse en esa fecha -festivo patrio en Colombia- tras cerrar el ciclo de negociaciones que arrancará este miércoles y culminará el próximo 6 de julio.
Las partes tienen pendientes acuerdos sobre puntos espinosos de la agenda como el cese al fuego definitivo -luego de que la guerrilla declarara en julio de 2015 una tregua unilateral- y el desarme de los rebeldes.
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Recientemente, lograron entenderse sobre el blindaje jurídico del acuerdo final y la salida de menores de las filas de las FARC.
El año pasado, Santos y Timoleón Jiménez (Timochenko), jefe máximo de las FARC, se habían comprometido en un acto público en La Habana a firmar el acuerdo definitivo el 23 de marzo pasado, pero no lograron cumplir ese plazo ni fijar otra fecha.
El conflicto armado colombiano, que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes del Estado y grupos narcotraficantes, ha dejado al menos 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,8 millones de desplazados.