Después del juicio que se adelantó por parte de indígenas del Cauca a siete disidentes de las FARC, dos de ellos sentenciados por el asesinato de un comunero en Caloto, el armamento decomisado a los hostiles fue entregado al arzobispo de Cali. Esto, como un llamado al diálogo con los alzados en armas.
La idea del diálogo entre los disidentes de las FARC y las comunidades indígenas es el cese al fuego en ese departamento, en el cual se libra una batalla por las rutas de la coca. Los enfrentamientos dejan como víctimas mortales a los comuneros y defensores de derechos humanos.
Sobre lo anterior habló Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali: “Que esta entrega sea signo de la no destrucción de las vidas en los territorios indígenas. Que sea un compromiso de no asesinar”.
Los indígenas esperan que esta mediación de la Iglesia católica pueda acabar con la ola de violencia que afecta la tranquilidad.
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“Las armas entregadas son el instrumento de la guerra y la muerte, pero hoy se convirtieron en el puente de diálogo para el ejercicio de la reconciliación y la paz”, dijo Giovanni Yule, líder indígena.
Las comunidades y líderes indígenas también pidieron al Gobierno nacional que avale los acercamientos de paz que se buscan en sus territorios.