Moise Mathe Lemi está vivo de milagro. El lunes, ‘los coyotes’ o traficantes de personas en Necoclí, Urabá antioqueño , lo embarcaron para llevarlo clandestinamente a Capurganá (Chocó), pasar a Panamá y luego seguir buscando su sueño americano.
A las 10:00 de la noche, ya en alta mar, ocurrió lo peor.
"Una vez en el mar, quienes lo transportaban lo atacan, le hurtan sus pertenecías y lo lanzan al mar sin ninguna contemplación", relató el coronel Giovanny Puentes Aguilar, comandante de la Policía de Urabá.
Este haitiano estuvo flotando en el mar durante más de 30 horas. Los pescadores de Necoclí fueron sus ángeles de la guarda.
Publicidad
"Esta persona logra sobrevivir en mar abierto hasta que es rescatada por los pescadores, quienes lo llevan a Necoclí y ya en tierra firme es atendido por la Policía Nacional y posteriormente en el hospital municipal", narró el alto oficial.
Moise no habla español, pero agradece, no solo a los pescadores, sino a las autoridades que ahora mismo lo protegen.
Publicidad
Por el tema del COVID-19. El hospital le dio de alta y la administración lo llevó a un hotel de paso. Sus piernas apenas se están recuperando, por eso, para subir las escaleras necesita ayuda.
"La persona se encuentra estable, sin ninguna complicación y con la protección de la Policía Nacional ", añadió el coronel Puentes.
El 25 de marzo cuando Colombia cerró la frontera y el paso a Panamá, 295 migrantes quedaron atrapados en Necoclí y en estos meses cuatro mujeres dieron a luz. Ahora son 299 personas de Asia, África y Haití que esperan recomponer el rumbo que les permita llegar a Estados Unidos.
Pese a la mala experiencia, Moise dice que lo volverá a intentar.