
En la parroquia María Auxiliadora del barrio El Paraíso, en Armenia, Quindío, el sacerdote y los feligreses están consternados por una situación de inseguridad que los ha afectado en las últimas semanas y le piden ayuda a las autoridades para controlarla. En menos de un mes, esa iglesia ha sido víctima de los delincuentes. El primero de los hurtos se registró el pasado 2 de julio en la madrugada. Los ladrones ingresaron por el techo del centro religioso y se llevaron el equipo de sonido que se usa para las actividades de la iglesia. En una rápida acción, y luego de la oportuna alerta del párroco Julio César Cardona, la Policía recuperó los equipos.
Pero la pesadilla apenas comenzaba. El segundo robo ocurrió el 26 de julio. El equipo de sonido que había sido recuperado volvió a ser hurtado. "Lastimosamente los ladrones vuelven y visitan y vuelven y se llevan los elementos que con tanto sacrificio y dedicación la Policía nos ha devuelto", afirmó el párroco Cardona.
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El tercer robo se registró el pasado 30 de julio. Los bafles y la grabadora que había en la parroquia fueron comprados con ayuda de la comunidad. "Hemos hecho bastantes rifas y el festival gastronómico. Eso es lo único que nos está ayudando en este momento, pero más que todo las rifas", afirmó una de la feligresas.
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"Se siente uno con ese descontento, con esa desilusión de que se vuelven a conseguir las cosas con el sacrificio de todos los feligreses. ¿Y qué pasa? Vienen los ladrones y vuelven y se llevan todo. Entonces, yo hay veces veo dónde está el corazón de las personas, sean habitantes de calle, sean consumidores, lo que sea, pero al menos siquiera respetemos los templos eclesiásticos", agregó otro de los frecuentes visitantes de esa iglesia de Armenia.
Con equipos prestados de otras iglesias, el padre Julio César continúa la celebración de las eucaristías en esta comunidad, que clama a través de sus oraciones por más seguridad en la zona.
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