Patricia Cardozo, lideresa social en Tunja, Boyacá, fue atacada con ácido el lunes 10 de abril. Sufrió quemaduras en el 4% del cuerpo y se encuentra hospitalizada.
Los hechos ocurrieron en el parque Santander, ubicado en el centro de la capital boyacense, en horas de la noche.
Al parecer, un sujeto se acercó y arrojó una sustancia química al cuerpo de Patricia Cardozo, que también trabaja en el sector salud, en el Hospital San Rafael de Tunja, donde fue atendida.
Desde allí coordina la implementación de la ruta de atención de víctimas que llegan al centro médico.
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Germán Pertúz, gerente del Hospital San Rafael, detalló que Patricia Cardozo “es valorada por emergencia, quien solicita una interconsulta por cirugía plástica. En este momento la paciente tiene quemaduras superficiales y profundas en el 4% de su superficie corporal, se encuentra en estos momentos en observación tratada por la especialidad de cirugía plástica en espera de cómo evoluciona su cuadro clínico para determinar una conducta a seguir”.
Diferentes instituciones sociales manifestaron su rechazo por el ataque contra la lideresa social, pues afirman que no es la primera vez que atentan contra ella.
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En un comunicado, publicado por Boyacá Siete Días, se lee que Patricia Cardozo fue agredida hace un año.
“Se dirigía a su casa, un hombre desconocido se le acercó, la intentó atacar con una navaja y la amenazó de muerte. Denunciamos y responsabilizamos al alcalde y el secretario de Gobierno de Tunja, quienes se han negado a brindar el esquema de seguridad que la UNP autorizó para la protección de Lilia Patricia Cardozo”, señala el texto.
“De igual forma, denunciamos la negligencia por parte de la Policía, Defensoría del Pueblo y el mecanismo articulador departamental, a quienes se les ha informado en repetidas ocasiones la vulnerabilidad, riesgo y posibilidad de ataques como el ocurrido el día de hoy en contra de integridad física de la líder social y defensora de DD. HH.”, añade.
Hace casi un mes, también en Boyacá, Yamile Gualteros Manrique desapareció en la vereda Chusvitá, municipio de Socotá. Su cuerpo sin vida fue hallado días después en el municipio de Capitanejo, Santander, a las orillas del río Chicamocha.
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El cadáver no presentaba signos de violencia.
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