Un agente encubierto de la Dijín llegó hasta una de las droguerías en Soacha, Cundinamarca, donde una banda de delincuentes ofrecía medicamentos a los que les habían alterado las fechas de vencimiento.
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“Medicamentos que son avaluados en 7 millones de pesos o en 6 millones y medio los ofrecían en un millón o en $850.000. Algunos medicamentos que fueron hallados eran alterados, les borraban la fecha de vencimiento, les borraban el lote y, por medio de los establecimientos abiertos al público, tipo droguerías, los comercializaban a la ciudadanía”, reveló el investigador de la Dijín.
¿Cómo borraban las fechas de vencimiento?
En una interceptación telefónica se conoció el modus operandi de los delincuentes:
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Alias Camilo (coordinador logístico de la red): “Usted las va a mirar no por el frente sino por un ladito hacia lo largo, ahí por detrás del apellido. Yo me imagino que ahí, tanto su esposa como su hija, tienen con lo que se quitan el esmalte".
Alias Juan (vendedor): “Removedor”.
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También se conoció cuál era la instrucción de los cerebros de la red cuando las cajas estaban marcadas con el sello de uso institucional, que indica que el medicamento no puede ser comercializado.
Alias Cristian (empleado de laboratorio): “Hay unas que vienen marcado con repujado y otras que sí vienen con marcaditos chimbos”.
Alias Carlos (coordinador): “Las repujadas se pagan más barato, se pagan por ahí a 20, las otras por ahí a 30”.
Alias Peter (vendedor): “Pues, yo le pongo un sticker ahí que dice medicamento esencial”.
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La Policía capturó al que, considera, era el mayor comercializador de la red, pues utilizaba su empleo como enfermero para robar los medicamentos, especialmente de alto costo, en centros médicos públicos.
“Obtenían medicamentos por medio de dos personas que eran de adherencia de un laboratorio y engañaban a sus pacientes para obtenerlos. Otra persona de esta organización tenía terceras personas que trabajan en el Instituto Nacional de Cancerología, donde estos obtenían medicamentos”, complementó el investigador de la Dijín.
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Ventas que también se las hacían a los pacientes que aparecían en una base de datos especial de los hospitales y que estaba en poder de dos enfermeros al servicio de la banda.
El coronel Edwin Urrego, director de la Dijín, explicó que “cuando a algunos de estos pacientes se les terminaba la medicación y no era posible su obtención de manera oportuna por parte de las EPS, ellos ofrecían el servicio de entrega de medicamentos, obviamente, vendiéndolos a un precio mucho más bajo”.
La banda tenía un taxista, que era el encargado de distribuir, especialmente en cinco droguerías de Bogotá y Soacha, los medicamentos robados y los adulterados.
“Son personas sin escrúpulos cuyo único fin es enriquecerse de manera ilícita a costa de la salud de los pacientes”, adujo el coronel Urrego.
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Las droguerías denunciadas fueron allanadas y allí las autoridades encontraron sorpresas.
“Son siete capturados. Encontramos también otros productos vencidos como preservativos, pañales y leche para bebés”, complementó el coronel Urrego.
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Mientras los siete capturados fueron enviados a la cárcel, la Policía explicó que en los dos últimos años, por lo menos 800 personas fueron víctimas de esta organización.
¿Cómo detectar un medicamento adulterado?
1. Los sellos de seguridad deben estar en buen estado.
2. Los empaques y envases tienen que estar en perfectas condiciones.
3. El empaque debe tener la información del registro Invima.
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