Un cabo y cuatro guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec , hacían parte de una temida banda delincuencial que se dedicaba a extorsionar a ciudadanos desde diferentes cárceles de Colombia . Los uniformados hacían parte de la penitenciaria La Picota, de Bogotá .
La organización fue desarticulada por efectivos del Gaula de la Policía, quienes expresaron que los criminales tenían un altar en el que rezaban para completar sus fechorías.
Además, hallaron estatuas de duendes que tenían en sus manos billetes de diferentes denominaciones.
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El general Fernando Murillo, director del Gaula de la Policía, habló más a fondo sobre el modus operandi de los criminales.
“Usaban brujería antes de hacer llamadas telefónicas. Se hacían pasar por grupos al margen de la ley. Ponían unos duendes con pesos colombianos y les rezaban para que les fuera bien en la extorsión”, dijo Murillo.
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En la cárcel La Picota de Bogotá los agentes ubicaron una central telefónica clandestina donde, incluso, utilizaban efectos especiales de fondo para intimidar a sus víctimas.
En varias ocasiones, fingían tener a personas retenidas en un aeropuerto, esto para ejercer presión sobre los ciudadanos.
“Usaban un parlante para atemorizar a las víctimas, para hacerles creer que llamaban desde un aeropuerto. Este aparato tiene el sonido de sirenas de la Policía, anuncios de aeropuertos y terminales. Simulaban ser personas de aerolíneas. La ingenuidad hacía que los colombianos cayeran. Es extraño que estos casos no se denuncien”, manifestó Murillo.
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Entre los criminales había un cabo tercero y cuatro guardianes del Inpec. Ellos permitían el ingreso de teléfonos y memorias a otras cárceles del país, en las que habría más guardianes implicados.
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Durante los allanamientos a casi 30 penales de Colomboia, el Gaula de la Policía capturó a 7 personas, entre ellas los cinco funcionarios del Inpec.