Motociclistas se pusieron a hacer acrobacias por la calle 26, cerca de la Universidad Nacional de Bogotá, arriesgando sus vidas y las de otras personas que transitaban por la vía. Lo que no contaban era con el espectador que se movilizaba por la misma zona.
Se trataba del alcalde de Fontibón, que llamó a la Policía para reportarlos y evitar que causaran una tragedia.
Sus piruetas por las calles de Bogotá les salieron caras: las motos se fueron a los patios y a ellos los sancionaron.