En el Congreso de la República está por aprobarse un proyecto de ley que busca prohibir el castigo físico como método de corrección a los menores de edad en Colombia. La iniciativa ha sido considerada como fundamental en el futuro de la formación de los pequeños.
"No hay nada que no cure una buena palmada en el justo momento para educar a los hijos” es una frase que durante muchos años hizo carrera en el país. Ahora, eso está a punto de cambiar.
“Así como nos dieron rejo y palo y estamos bien educados, lo mismo para los hijos de ahora”, opinó Alba Galvis, una madre de familia.
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“Toca, a veces, un castiguito, aunque sea una buena palmadita o unos dos buenos correazos, como nos criaron”, señaló Alexandra Ramírez, otra mamá.
El proyecto que avanza en el Congreso de la República les cuenta a madres como ellas que el castigo físico no puede hacer parte de la educación de los niños.
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“Esta es una iniciativa que va a contribuir a una transformación (…), no más coscorrones, no más pellizcos, no más planazos, no más correazos”, aseguró Harry González, el ponente del proyecto.
Ángela Herrera tiene tres niños y, como todas las madres, debe corregirlos cuando se portan mal. Ella dice que prohibirles lo que les gusta es más efectivo que el castigo físico.
“Se acostumbran a que a mi mamá me da un correazo y ya, vuelve, hace lo mismo, mientras que si le prohíbo lo que a ellos más les gusta, van a sentir más la ausencia de lo que ellos quieren hacer”, explicó Ángela sobre su método de educación.
Es decir, según ella, en el caso de la corrección es más efectivo el diálogo y la negociación que la agresión.
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Eso piensa Miguel Barrios, doctor en Salud Pública de la Universidad Nacional.
“El cuerpo del conocimiento sobre los efectos dañinos del castigo físico contra niños niñas o adolescentes no es muy amplio, por el contrario, no existe un solo estudio científicamente validado que demuestre que este sea benéfico para el desarrollo de la niñez”, explicó.
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El proyecto pasó el tercer debate en el legislativo, solo le resta uno para convertirse en ley y desde ya los ponentes tienen confianza en que pase el control constitucional, porque consideran que es justamente la misma corte la que protege los derechos de los niños.