A Karen Ruiz, una joven de 28 años que permanece hospitalizada en la Clínica Imbanaco de Cali, además de sus problemas de salud, otro pensamiento le quitaba la tranquilidad, no poder ver a su pequeño gato que permanecía en casa.
“Horus, más que mi mascota, es parte de mi familia, es mi bebé, mi consentido, es mi hijo”, manifestó Karen.
Ante su angustia y con el apoyo del personal de la clínica, su novio preparó todo para el anhelado reencuentro.
“Somos dos papás, mamá y papá, el gato es nuestro hijo y la mamá llevaba más de una semana hospitalizada, entonces le dije que emocionalmente sería un apoyo genial”, señaló Gilberto Rodríguez.
Publicidad
Con su mirada tierna y ansiosa, Horus ingresó a la clínica para sorprender a Karen y llenarla de amor y algunos pelos.
“Hizo que olvidara parte de mi dolor, me hizo sentir tranquila y en paz”, dijo la joven.
Publicidad
Para los médicos, la visita de una mascota a la clínica no significa riesgo alguno, pero sí muchos beneficios para los pacientes.
“Bajo un protocolo que incluye que la mascota tenga su esquema de vacunación completo y vigente y también que esté limpia”, explicó Critshian Pallares, coordinador del Comité de Infecciones de la Clínica Imbanaco.
- Vea además: Inseguridad sin límites en Cali: van casi 11.000 robos denunciados en 2021 y así se están cometiendo
Horus se convirtió en el primer felino en ingresar a la clínica y, según Karen, en el ejemplo de que el amor es mejor remedio para cualquier dolencia.