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Colombia está viviendo una transformación demográfica que, aunque silenciosa, tiene implicaciones profundas para el futuro económico del país. Cada vez hay más adultos mayores y menos nacimientos, una combinación que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema pensional. Este fenómeno, que puede parecer lejano para muchos jóvenes, afecta directamente el bolsillo de todos y exige decisiones urgentes por parte del Estado y de la ciudadanía. Diego Guauque, periodista de Séptimo Día, investigó este fenómeno.
Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la esperanza de vida en Colombia ha aumentado significativamente en las últimas décadas. En 1993, los colombianos vivían en promedio menos de 70 años. Para 2024, esa cifra se elevó a 76,4 años. Este avance, impulsado por mejoras en salud, acceso a servicios médicos y condiciones de vida, es sin duda un logro.
Sin embargo, el envejecimiento viene acompañado de una caída histórica en la natalidad. En 2015 se registraron 660.999 nacimientos en el país, mientras que en 2024 la cifra cayó a 445.011. El promedio de embarazos por mujer, que en los años 70 era de siete, hoy apenas alcanza 1,1. Esta tendencia se refleja en departamentos como Valle del Cauca, que pasó de 51.780 nacimientos en 2015 a 33.055 en 2024; Norte de Santander, de 20.500 a 15.764; y el Quindío, de 6.000 a 3.728.
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Las salas de parto y las unidades de cuidados intensivos neonatales, que antes estaban llenas, hoy lucen más vacías, lo que demuestra el cambio que está sucediendo.
María Camila González, fundadora del medio digital Economía para la pipol, explicó en Séptimo Día, de una muy sencilla forma el impacto de este fenómeno en el sistema pensional. “La gente joven paga la pensión de la gente más vieja”, dijo. Es decir, el sistema actual funciona como una gran bolsa en la que los trabajadores activos aportan para financiar las pensiones de quienes ya se jubilaron.
“¿Cómo está hoy la bolsa de la pensión en 2025? Hoy la bolsa está grande, no la ideal, pero bueno, digamos que está grande porque hay más jóvenes trabajando, con su trabajo cotizan pensión. Y así como vamos, ¿qué puede pasar por ejemplo en 2050? Esta bolsa va a estar mucho más pequeña porque hay menos jóvenes trabajando, o sea, menos le aportan a la bolsa y por eso es más pequeña”, explicó González.
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Con menos personas aportando y más beneficiarios, el sistema se desequilibra. Las consecuencias pueden ser dos, según la experta: “La gente se pensiona con menos plata porque va a haber menos. Eso es una posibilidad. El segundo escenario es que van a subir la edad de pensión”.
Esta situación no es exclusiva de Colombia. La experta recordó el caso de Francia, donde el gobierno decidió aumentar la edad de jubilación progresivamente hasta llegar a los 64 años en 2030. “La gente salió a protestar. ‘¿Cómo así?’ Me van a obligar a trabajar más tiempo. Yo no quiero trabajar más’”, añadió.
Otros países también han tomado medidas similares. En Reino Unido, la edad de pensión es de 66 años. Alemania, Italia y Estados Unidos la han establecido en 67. Estas decisiones responden al mismo problema: más personas mayores y menos jóvenes que trabajen para sostener el sistema.
El envejecimiento poblacional no solo afecta las pensiones. También tiene implicaciones en el sistema de salud. Una población más longeva significa más enfermedades crónicas y degenerativas, más hospitalizaciones y más necesidad de atención especializada.
La jefe de geriatría de la Fundación Cardioinfantil advirtió: “Nuestro sistema de salud no está preparado ni adaptado a las necesidades de las personas mayores. El acceso a la especialidad de geriatría es muy difícil. El acceso ahorita a medicamentos y a terapias de rehabilitación posterior a una hospitalización es muy difícil”.
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Una pregunta inevitable para hacerse es: ¿se necesitarán más geriatras que pediatras? “Probablemente porque la tasa de natalidad está disminuyendo y la tasa de envejecimiento está aumentando”, afirmó la doctora.
Ante este panorama, la experta en economía advirtió: “Va a tener que ahorrar, toca ahorrar por otro lado porque de otra manera, pues probablemente la pensión le quede bajita y yo creo que sí hay que hacerse la idea de que la pensión no es pensionarse con el mismo sueldo con el que uno trabajó toda la vida”.
Este consejo es especialmente relevante para los jóvenes, quienes podrían enfrentar un sistema pensional más exigente y menos generoso. Ahorrar desde temprano, diversificar las fuentes de ingreso y pensar en alternativas como fondos privados o inversiones, se vuelve una necesidad.
Aunque el tema de las pensiones suele asociarse con la tercera edad, lo cierto es que afecta a toda la sociedad. Las decisiones que se tomen hoy determinarán el bienestar de millones de personas en el futuro. Y no se trata solo de números: detrás de cada cifra hay historias, familias y sueños.
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El desafío demográfico que enfrenta Colombia exige una mirada integral. No basta con ajustar la edad de pensión o modificar los aportes. El envejecimiento es una realidad y es necesario que el país se prepare para enfrentarlo.
La conversación sobre pensiones, natalidad y envejecimiento apenas comienza. Las cifras del DANE son claras y las voces expertas coinciden en que habrá cambios.