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En Colombia, la decisión de tener hijos ha dejado de ser una expectativa social automática para convertirse en una reflexión profunda, marcada por factores económicos, laborales y culturales. Un estudio reciente de la Universidad Manuela Beltrán (UMB) ha puesto cifras concretas a esta realidad: criar un hijo desde el nacimiento hasta los 23 años puede costar entre $385 millones y $2.200 millones, dependiendo del nivel socioeconómico y el estilo de vida. Esta cifra, que supera con creces el ingreso promedio de una familia colombiana, está generando un cambio de paradigma entre los jóvenes, quienes sí desean formar vínculos afectivos y construir hogares, pero cada vez más se alejan de la idea de tener hijos.
Este fenómeno no es aislado. En 2024, Colombia registró 445.011 nacimientos, la cifra más baja en tiempos modernos, lo que representa una caída del 13,7 % respecto a 2023, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Además, la tasa global de fecundidad se ubicó en 1,1 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo poblacional. Estos indicadores reflejan una transformación demográfica que tiene implicaciones profundas para el futuro del país.
La investigación se desarrolló en dos frentes complementarios. Por un lado, se realizó una estimación detallada de los gastos asociados a la crianza de un hijo, incluyendo educación, salud, alimentación, vivienda, transporte, vestuario y recreación. Por otro lado, se aplicó un sondeo a jóvenes entre 18 y 30 años para conocer sus percepciones sobre la maternidad y la paternidad, y cómo los costos influyen en sus decisiones.
Los resultados son contundentes. El 50% de los encuestados afirmó no querer tener hijos o no tener claridad sobre esa decisión, y el 80% identificó el factor económico como el principal obstáculo. Esta tendencia revela una brecha creciente entre el deseo de formar una familia y la posibilidad real de sostener económicamente a un hijo.
El estudio clasifica los costos de crianza en tres grandes grupos, según el nivel socioeconómico:
Más del 80 % del gasto total está concentrado en la educación básica y universitaria, lo que evidencia que el acceso a formación de calidad sigue siendo uno de los principales desafíos para las familias colombianas.
El estudio desglosa los costos por etapas de desarrollo del hijo:
Luis Barragán, sociólogo de la Universidad Manuela Beltrán y uno de los autores del estudio, advierte que “estamos frente a una carga financiera desproporcionada que no corresponde con los ingresos, la estabilidad laboral ni las oportunidades del país”. Según el experto, para muchos jóvenes, tener un hijo ha dejado de ser un proyecto de vida y ha pasado a ser un lujo que no pueden costear. Esta afirmación se confirma en el sondeo realizado por la UMB. Cuando se preguntó a los jóvenes si tendrían hijos algún día, solo el 40% respondió afirmativamente, mientras que el 30% dijo que no, el 20% no sabe y el 10% respondió “tal vez”. Además, cuando se les consultó sobre sus principales miedos frente a la paternidad o maternidad, el 80 % mencionó la economía, el 70 % la crianza y el 60 % la pérdida de libertad.
Estos datos revelan que la decisión de no tener hijos no es producto del desinterés o del egoísmo, como a veces se presenta en discursos tradicionales, sino una respuesta racional a un entorno económico restrictivo. Barragán enfatiza que “la maternidad y la paternidad se están volviendo aspiraciones inaccesibles, no por falta de deseo, sino por falta de condiciones”.
La disminución de la natalidad en Colombia tiene consecuencias que van más allá de lo individual. En términos demográficos, una tasa de fecundidad de 1,1 hijos por mujer implica un envejecimiento acelerado de la población, una reducción de la fuerza laboral futura y una presión creciente sobre los sistemas de pensiones y salud.
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En el plano social, la transformación del concepto de familia también plantea nuevos desafíos. Si bien los jóvenes siguen valorando el afecto, la convivencia y el apoyo mutuo, cada vez más optan por modelos familiares sin hijos, lo que exige una redefinición de políticas públicas, servicios sociales y estructuras comunitarias.
A pesar del panorama complejo, el estudio de la UMB ofrece algunas recomendaciones para quienes aún desean tener hijos, pero quieren hacerlo de manera responsable:
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL