Hace tres décadas, en la ciudad de New York, se apagaba la vida de uno de los exponentes más importantes de la salsa a nivel mundial. La vida de Héctor Lavoe, bien llamado por el público como ´El Cantante de Cantantes´, estuvo rodeada de talento, polémicas y música, sin embargo, su legado sigue latente en el corazón de millones de melómanos.
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El Jibarito de Ponce nació el 30 de septiembre en Puerto Rico, bajo el nombre de Héctor Juan Pérez Martínez. Con la visión de la fama y la fortuna que trae el estrellato, migró en los años 60 a New York en busca del éxito.
En la década siguiente, consiguió la tan anhelada popularidad que perseguía cuando pasó a ser vocalista de la emblemática Fania All-Stars, la agrupación que impulsaría la popularización de la salsa a nivel mundial.
"La combinación del cantante Héctor Lavoe y Willie Colón duró varios años hasta que Héctor abandonó la banda para lanzarse en solitario en 1975 con el álbum titulado ´La Voz´, que pasó a convertirse en uno de los álbumes más apreciados del catálogo de la Fania", relató el músico Bobby Marin.
Después de su separación de la agrupación, Lavoe continuó cosechando éxitos en solitario con trabajos como ´De Ti Depende´ y ´Comedia´. A pesar de ello, su descontrolada vida, el abuso de sustancias y las tragedias personales terminarían pasándole factura el 29 de junio de 1993, cuando fallece a los 46 años.
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Así mismo, en 2020, gracias a una reedición por el aniversario de oro del álbum ´Cosa Nuestra´, en compañía de Willie Colón, el trabajo del Rey de la Salsa ingresó al Billboard, debutando en el puesto 3 de la lista tropical.
Jota Fernando Quintero, experto en salsa, comentó a Caracol Ahora que fue "un artista que se extrapoló del género salsa a los otros, es decir, uno habla con gente que gusta del vallenato o del rock y saben quién es Héctor Lavoe, conocen su obra musical". Añadió además que, más allá de sus cualidades artísticas, su resonancia radicó en aquel "aroma a barrio" que tuvo.
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En su obituario del New York Times fue descrito como "un cantante incandescente, un improvisador que usaba un sonido juvenil para impartir pasión".
El Times también resaltó que "su voz, alta y pura, convertía las letras más banales en súplicas, y cuando improvisaba pasaba de ritmos recortados y abruptos a un flotar grácil que hacía que su canto fuera extraordinariamente bello", haciendo que su talento cementara el camino de los futuros interpretes del género, convirtiéndolo en uno de los referentes por excelencia de la salsa.
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