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En una pequeña sede ubicada en el corazón de Austin, Texas, se desarrolla un experimento educativo que está llamando la atención de familias, expertos y autoridades en todo el país. Se trata de Alpha School, una institución privada que desde hace una década prueba un modelo de enseñanza que reduce al mínimo las clases tradicionales y apuesta por un sistema personalizado, mediado por herramientas digitales, inteligencia artificial y acompañado por adultos llamados "guías".
En Alpha, los alumnos estudian solo dos horas diarias de materias académicas como lectura, matemáticas o ciencias. Durante ese tiempo, trabajan de manera individual en plataformas digitales que ajustan el contenido y la dificultad en función del progreso de cada estudiante. No hay pizarras, ni clases magistrales, ni profesores que dicten lecciones a los infantes y el resto de la jornada se dedica a actividades prácticas, proyectos grupales y ejercicios físicos.
Alpha School nació en 2014 como una iniciativa de la empresa Legacy of Education, que comenzó con apenas 16 estudiantes en una casa alquilada. Su crecimiento ha sido vertiginoso: hoy cuenta con unos 250 alumnos en dos campus de Austin, uno de primaria y otro de preparatoria, y planea abrir más de diez escuelas en distintas ciudades de Estados Unidos, entre ellas Nueva York, Orlando, Miami y Houston. El costo de la matrícula varía según la sede, pero puede alcanzar los 40.000 dólares anuales.
En este colegio, los padres reciben la promesa de una educación "personalizada" y sin tareas en casa, donde cada estudiante avanza a su propio ritmo y sin comparaciones con sus compañeros. Para la cofundadora del proyecto, MacKenzie Price, este modelo busca "eliminar la rigidez de la enseñanza tradicional", según indicó en su página web, y enfocarse en lo que considera el verdadero motor del aprendizaje: la motivación. "Si un niño no está motivado, no vas a llegar a ninguna parte", explicó.
Uno de los elementos más polémicos de Alpha es la eliminación del rol tradicional del profesor. En su lugar, cada grupo cuenta con uno o dos "guías": adultos encargados de acompañar y motivar a los estudiantes, pero sin la obligación de ser licenciados en educación. Su función es más cercana a la de un entrenador que a la de un maestro. Estos guías reciben salarios elevados, de hasta seis cifras en algunos casos.
Y su trabajo consiste en observar, orientar y evaluar el progreso emocional y práctico de los alumnos, mientras las plataformas digitales gestionan los contenidos curriculares. En la práctica, la rutina escolar se divide en dos grandes bloques: durante las primeras horas del día, los estudiantes trabajan frente a una pantalla resolviendo ejercicios de matemáticas, lectura o ciencias naturales. Los programas que utilizan registran su rendimiento y modifican las lecciones según su nivel de comprensión.
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Por la tarde, el énfasis se traslada a actividades fuera del aula, que incluyen proyectos de emprendimiento, educación financiera, cocina, oratoria, deportes y retos grupales. Uno de los más recordados fue la creación de un camión de comida administrado por alumnos de quinto y sexto grado, quienes debían elaborar un plan de negocio, definir un presupuesto y cocinar los productos.
Alpha asegura que sus estudiantes presentan avances significativos respecto a los estándares nacionales en lectura y matemáticas, aunque las comparaciones con las escuelas públicas no son del todo claras. Los fundadores afirman que la mayoría de sus egresados ingresan a universidades de prestigio como Stanford, Vanderbilt o la Universidad de Texas, mientras que otros optan por carreras técnicas o emprendimientos propios.
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Por ejemplo, en 2024 se graduó la primera promoción de preparatoria: once de los doce alumnos continuaron estudios universitarios. El duodécimo decidió dedicarse profesionalmente al esquí acuático. El interés de las familias ha crecido, especialmente entre quienes trabajan en la industria tecnológica, pues ya varios padres se mudaron a Austin para inscribir a sus hijos, convencidos de que el contacto con la inteligencia artificial y proyectos prácticos los prepara mejor para el futuro.
Sin embargo, la expansión no ha estado exenta de obstáculos. En estados como Pensilvania, Texas y Carolina del Norte, las autoridades educativas rechazaron las solicitudes de Alpha para crear escuelas públicas asociadas, argumentando que su modelo carece de evidencia que demuestre su efectividad y que no cumple los estándares académicos estatales.
"El modelo de enseñanza de inteligencia artificial que propone esta escuela no ha sido probado ni ha sido capaz de demostrar cómo las herramientas, métodos y proveedores asegurarían que se alinean a los estándares académicos de Pennsylvania", se lee en la decisión del Departamento de Educación de Pensilvania, por "múltiples deficiencias significativas".
Por otro lado, Randi Weingarten, presidenta de la Federación Americana de Maestros, advirtió que el sistema podría afectar el desarrollo emocional y social de los niños. "Los estudiantes y nuestro país necesitan relacionarse con otros seres humanos. Cuando tienes una escuela que se basa estrictamente en la IA, se viola ese precepto fundamental del quehacer humano y de la educación", declaró.
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Otros especialistas, como Justin Reich, director del Laboratorio de Sistemas de Enseñanza del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), sostienen que la tecnología por sí sola no garantiza mejores resultados, considerando que si "el propósito de la escuela es preparar a las personas para los roles de ciudadanía y democracia, hay muchos lugares que no intentan que los niños avancen lo más rápido posible", afirmó. En efecto, algunos alumnos que completaron la etapa de secundaria en Alpha decidieron no continuar la preparatoria allí, en busca de actividades típicas de otras instituciones: deportes de equipo, consejos estudiantiles o bailes de graduación.
Para los fundadores, estos proyectos representan el objetivo central de su propuesta: que cada alumno construya una "obra maestra" que refleje su curiosidad, sus valores y su capacidad para resolver problemas del mundo real. En palabras de uno de los estudiantes de último año, Alex Mathew, "para ser una persona útil en la era de la IA, debes tener ideas únicas con las que la IA no esté realmente de acuerdo. Esa es la verdadera diferencia. Estamos tratando de superar a la IA"
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VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co