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Desde tiempos antiguos, las fases de la Luna han sido observadas no solo por astrónomos y agricultores, sino también por quienes buscan armonizar sus rutinas personales con los ciclos naturales. En el ámbito del cuidado capilar, el calendario lunar se ha convertido en una herramienta simbólica que muchas personas consultan para decidir cuándo cortarse el cabello, aplicar tratamientos o iniciar cambios de imagen.
Aunque no existe evidencia científica concluyente que demuestre una relación directa entre las fases lunares y el crecimiento del cabello, la tradición popular y la astrología sostienen que cada fase lunar influye de manera distinta en la salud capilar. En noviembre de 2025, la Luna atravesará sus cuatro fases principales, y cada una ofrece beneficios específicos según el objetivo que se tenga: estimular el crecimiento, fortalecer la fibra capilar, mantener el corte por más tiempo o revitalizar el cuero cabelludo.
Antes de entrar en detalles sobre los cortes de cabello, es fundamental entender el ciclo lunar. La Luna atraviesa cuatro fases principales cada mes, y cada una tiene una energía distinta que puede influir en el cuerpo y en el cabello. Además, hay días intermedios con influencia creciente o menguante que también pueden aprovecharse para rutinas capilares específicas. Las fases lunares de noviembre de 2025 son las siguientes:
Si el objetivo es estimular el crecimiento del cabello, lo más recomendable es cortarlo durante la fase creciente de la Luna. Esta etapa está asociada con la expansión, la renovación y el impulso energético. En noviembre de 2025, los días más favorables para cortes que promuevan un crecimiento rápido son:
Durante estos días, la energía lunar está en ascenso, lo que, según la tradición, favorece el flujo sanguíneo hacia el cuero cabelludo y estimula los folículos pilosos. Es ideal para quienes desean que el cabello crezca más rápido después de despuntar las puntas o realizar un cambio de look sin perder longitud.
Si lo que se busca es fortalecer el cabello, mejorar su estructura y reducir el quiebre, entonces conviene cortarlo durante los llamados periodos raíz, que coinciden con la Luna en fase menguante y en constelaciones de tierra. En noviembre de 2025, estos días se concentran en el tercer fin de semana del mes:
Estos cortes no aceleran el crecimiento, pero sí lo hacen más resistente, con menos frizz y mayor densidad. Son ideales para quienes desean mantener un estilo definido por más tiempo o fortalecer el cabello dañado.
Las mascarillas capilares, especialmente las hidratantes y nutritivas, tienen mayor efecto cuando se aplican durante la fase llena o creciente de la Luna. En estas etapas, el cabello absorbe mejor los activos y se revitaliza con mayor profundidad. Las fechas recomendadas para aplicar mascarillas capilares en noviembre de 2025 son:
Durante estos días, se recomienda usar productos naturales, realizar masajes en el cuero cabelludo y evitar el uso de calor excesivo. También es un buen momento para tratamientos de brillo, sellado de puntas y recuperación de la fibra capilar.
La depilación, según el calendario lunar, es más efectiva cuando se realiza en días de energía flor y con la Luna en órbita descendente. En estos momentos, el crecimiento del vello se ralentiza, lo que permite que los resultados duren más tiempo. Las fechas ideales para depilarse en noviembre de 2025 son:
Por otro lado, si se desea dejar descansar el cabello, evitar cortes, tintes o tratamientos agresivos, lo mejor es hacerlo durante la Luna nueva. Esta fase simboliza renovación y recogimiento, por lo que se recomienda evitar intervenciones capilares importantes. La mejor fecha es el jueves 20 de noviembre todo el día y puede aprovecharse para reflexionar sobre cambios de estilo, planificar rutinas de cuidado o simplemente permitir que el cabello se recupere de procesos anteriores.
Es la fase inicial del ciclo lunar. En este momento, la Luna se encuentra posicionada entre la Tierra y el Sol, lo que provoca que la cara iluminada por el Sol quede orientada en dirección opuesta a nuestro planeta. Como resultado, desde la Tierra no se puede ver la Luna, y el cielo nocturno aparece sin su presencia visible. Esta fase marca el comienzo de un nuevo ciclo lunar y suele asociarse simbólicamente con la introspección, el descanso y los nuevos comienzos. Desde el punto de vista astronómico, la Luna nueva representa el punto de partida para el crecimiento progresivo de su iluminación.
Ocurre cuando la Luna ha completado aproximadamente una cuarta parte de su órbita alrededor de la Tierra. En esta fase, comienza a ser visible nuevamente en el cielo, mostrando una media luna iluminada. La luz lunar aumenta cada noche, lo que indica que la Luna se dirige hacia su fase llena. Simbólicamente, el cuarto creciente se relaciona con el impulso, el desarrollo y la acción. Astronómicamente, esta fase se caracteriza por la posición angular de la Luna respecto al Sol y la Tierra, formando un ángulo recto que permite observar parcialmente su superficie iluminada.
La Luna llena se produce cuando la Tierra se encuentra entre el Sol y la Luna, permitiendo que toda la cara visible del satélite esté completamente iluminada. Es la fase más brillante del ciclo lunar y suele ser fácilmente reconocible por su forma redonda y luminosa en el cielo nocturno. Esta etapa se asocia con la plenitud, la culminación y la claridad, y ha sido celebrada en diversas culturas como un momento de conexión espiritual y emocional. Desde el punto de vista astronómico, la Luna llena marca el punto medio del ciclo lunar. Es también la fase en la que pueden ocurrir eclipses lunares, siempre que la alineación entre los tres cuerpos celestes sea exacta.
El cuarto menguante tiene lugar cuando la Luna ha recorrido tres cuartas partes de su órbita. En esta fase, la iluminación comienza a disminuir progresivamente, y se observa nuevamente una media luna, pero en sentido opuesto al cuarto creciente. La luz lunar se reduce cada noche, lo que indica que el ciclo se aproxima a su cierre. Simbólicamente, el cuarto menguante está vinculado con la reflexión, la depuración y el cierre de ciclos. Es un momento propicio para evaluar lo aprendido y prepararse para la renovación que traerá la próxima Luna nueva. Astronómicamente, esta fase también representa un ángulo recto entre la Luna, el Sol y la Tierra, pero en dirección contraria a la del cuarto creciente.
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL