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Asistir a una entrevista de trabajo puede generar tensión, incertidumbre y nerviosismo. La anticipación de preguntas, el deseo de causar una buena impresión y la presión por obtener el puesto pueden alterar el estado emocional. Claudia Merino, consultora internacional de imagen y coach en presencia ejecutiva, compartió con Noticias Caracol cinco errores frecuentes que pueden afectar negativamente el resultado de una entrevista. Estos aspectos, relacionados con la imagen personal, la actitud, la preparación y la comunicación no verbal, deben ser considerados con atención por quienes aspiran a ocupar un cargo en cualquier organización.
La entrevista de trabajo es uno de los momentos más decisivos en el proceso de selección laboral. Es el espacio en el que el candidato tiene la oportunidad de presentar sus competencias, trayectoria y disposición para asumir un nuevo reto profesional. Sin embargo, más allá de los conocimientos técnicos y la experiencia, existen factores que influyen de manera directa en la percepción que el entrevistador construye durante ese encuentro.
La imagen personal constituye una herramienta de comunicación silenciosa pero poderosa. En el contexto de una entrevista laboral, el arreglo personal transmite orden, respeto y disposición. Claudia Merino señala que es fundamental que la ropa esté limpia y planchada, sin excepciones. El estado de las prendas refleja el nivel de cuidado que se tiene en los detalles, aspecto que puede ser interpretado como un indicador del comportamiento profesional.
Además de la vestimenta, es necesario prestar atención a otros elementos como las manos, el cabello y el maquillaje. Las manos deben estar limpias y cuidadas, ya que suelen estar expuestas durante el saludo o al momento de entregar documentos. El cabello debe estar peinado de forma ordenada, sin obstruir el rostro ni generar distracciones. En cuanto al maquillaje, debe aplicarse de manera discreta, evitando colores intensos o estilos llamativos.
El olor corporal también forma parte de la imagen personal. La experta recomienda utilizar loción o perfume con un aroma agradable, evitando fragancias demasiado fuertes o dulces. Este aspecto, aunque intangible, puede influir en la comodidad del entrevistador y en la percepción general del candidato. La presencia física, en su conjunto, comunica disciplina, respeto por el entorno y capacidad de adaptación. En palabras de Merino, “la presencia habla por usted”, por lo que debe cuidarse con rigor.
La puntualidad es un valor que se interpreta como respeto por el tiempo ajeno. No obstante, existe una confusión frecuente sobre lo que realmente significa ser puntual. Claudia Merino aclara que llegar con anticipación excesiva no es sinónimo de puntualidad. Presentarse 15 o 30 minutos antes de la hora acordada puede generar incomodidad en el equipo de selección, que probablemente esté atendiendo otros compromisos.
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La recomendación es llegar con tiempo suficiente para ubicarse en el lugar, pero esperar fuera del área de recepción hasta que se acerque la hora exacta. El momento adecuado para registrarse o anunciar la llegada es el que corresponde a la hora pactada. De esta manera, se evita interrumpir la dinámica interna de la empresa y se demuestra respeto por los protocolos establecidos.
Por otro lado, llegar tarde a una entrevista, incluso por unos minutos, puede ser interpretado como falta de organización o desinterés. En este sentido, es aconsejable prever posibles contratiempos, como el tráfico o dificultades en el transporte, y salir con suficiente antelación. La puntualidad, entendida correctamente, proyecta responsabilidad, compromiso y consideración hacia el interlocutor.
La actitud con la que se enfrenta una entrevista laboral tiene un impacto directo en el desarrollo de la conversación y en la percepción del entrevistador. La experta advierte sobre el riesgo de presentarse con pensamientos derrotistas, como la idea de que no se logrará obtener el puesto o que no se cuenta con las capacidades necesarias.
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Este tipo de pensamientos puede reflejarse en el lenguaje verbal y no verbal, afectando la seguridad con la que se responde a las preguntas y la energía que se transmite durante el encuentro. Por ello, es fundamental reforzar la autoestima antes de la entrevista, reconociendo las propias habilidades y logros.
Una actitud positiva no implica exagerar ni aparentar, sino confiar en el valor que se puede aportar a la organización. Esta confianza se proyecta en la postura, el tono de voz, la disposición para escuchar y la forma de interactuar con el entrevistador. La seguridad personal, cuando se expresa con equilibrio, genera credibilidad y facilita la conexión con el interlocutor. Así las cosas, la actitud se convierte en un elemento diferenciador que puede inclinar la balanza a favor del candidato.
Uno de los errores más comunes en entrevistas laborales es acudir sin haber investigado previamente sobre la empresa. Esta omisión puede ser interpretada como falta de interés o preparación. Merino enfatiza la importancia de conocer la historia, misión, valores y principales actividades de la organización antes de presentarse.
Esta información permite responder con mayor precisión a las preguntas del entrevistador, especialmente aquellas relacionadas con la motivación para aplicar al cargo o la forma en que se alinean los valores personales con los de la empresa. Además, demuestra iniciativa y capacidad de análisis. La preparación previa también facilita la formulación de preguntas pertinentes al final de la entrevista, lo que puede enriquecer el diálogo y mostrar un genuino interés por formar parte del equipo.
Tenga en cuenta que acceder a esta información es sencillo. La mayoría de las empresas cuentan con sitios web, perfiles en redes sociales y presencia en medios de comunicación. Dedicar tiempo a esta investigación es una inversión que puede marcar la diferencia en el proceso de selección.
La comunicación no verbal tiene un peso significativo en la interacción humana. En una entrevista de trabajo, el lenguaje corporal complementa el discurso verbal y puede reforzar o contradecir lo que se dice. La consultora internacional de imagen identifica tres aspectos esenciales que deben cuidarse: la sonrisa, el saludo y la mirada.
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Una sonrisa al ingresar al lugar de la entrevista genera una primera impresión favorable. No se trata de sonreír constantemente, sino de mostrar una expresión amable que facilite la conexión inicial. El saludo, por su parte, debe realizarse con un apretón de mano firme, sin exagerar la fuerza, pero transmitiendo seguridad.
El contacto visual es otro elemento clave. Mantener la mirada durante la conversación demuestra interés, atención y credibilidad. Evitar el contacto visual puede interpretarse como inseguridad o falta de sinceridad. Además de estos tres aspectos, es importante cuidar la postura corporal. Sentarse con la espalda recta, evitar movimientos bruscos o repetitivos, y mantener las manos visibles contribuye a proyectar una imagen profesional. El lenguaje corporal, cuando se utiliza de manera consciente, refuerza el mensaje verbal y facilita una comunicación efectiva.
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ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL