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Por más de un año, Luisa Fernanda Salgado logró infiltrarse a 36 reuniones de ato nivel del tercer anillo de seguridad de la Presidencia y Vicepresidencia de la República. Con un traje de capitán del Ejército y un arma traumática, buscaba no levantar sospechas, para hacer parte de las conversaciones de la Fuerza Pública sobre los operativos contra algunos grupos criminales.
La mujer ingresó ilegalmente en instalaciones militares gracias a dos miembros del Ejército: el mayor Pedronel Jiménez Cárdenas y el sargento segundo Cristian Padilla Villanueva. Se conoció que el mayor Jiménez, hace un poco más de un año, fue edecán de la vicepresidenta Francia Márquez y meses antes hizo parte del Batallón de Fuerzas Especiales Urbanas Número 5, de donde cree Inteligencia Militar que obtuvo poder, información y facilitó el ingreso de la falsa capitán para hacer espionaje al batallón Guardia Presidencial que garantiza la seguridad del presidente Gustavo Petro.
Dos documentos, uno que dice "restringido" y otro que dice "secreto", hacen parte de las pruebas con las que Inteligencia Militar y de la Policía confirmaron que la supuesta capitán, que se hacía llamar Stefany Salgado, firmaba su asistencia en las actas de las reuniones donde se planeaban los operativos sobre golpes contra los traficantes de drogas y de armas, especialmente en Bogotá.
Para la Fiscalía, la infiltración de una falsa militar en unidades del Ejército y la Policía puso en riesgo la seguridad nacional. En medio de la audiencia de judicialización, este jueves 2 de octubre, la fiscal 11 especializada contra las organizaciones criminales detalló cómo la mujer presuntamente habría ayudado a ordenar varias diligencias de allanamiento con el fin de, posteriormente, llevar a cabo hurtos en estos inmuebles.
La fiscal añadió que las armas y la droga de los allanamientos ordenados por la falsa capital no aparecen. Además, aseguró que la infiltrada logró ganarse la confianza dentro de las instalaciones, por lo que, presuntamente, habría utilizado su falso papel en el Ejército para organizar reuniones en los batallones, uno de ellos con asistentes de funcionarios de la Fiscalía, con el objetivo de ganar terreno en esta área.
De acuerdo con la Dirección de Investigación Criminal e Interpol, muchas veces la mujer entregaba la ubicación de las ollas o los expendios de estupefacientes, gracias a los aparentes contactos criminales que tenía con esas redes y especialmente con ciudadanos venezolanos que buscaban apoderarse del negocio de las drogas en varios sectores. Por ese negocio obtenían, según la investigación, cerca de 50 millones de pesos diarios.
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El ente acusador determinó que Salgado, supuestamente, trabajaba para el Tren de Aragua y usaba su falso cargo militar para entregar información que terminaba en operativos contra bandas delincuenciales rivales. Sin embargo, su novio, el cabo primero Legüis Cuello, negó estas acusaciones.
“Hace ya poco más de ocho años que trabaja con diferentes fuerzas: Fuerza Aérea, Policía, Ejército, como fuente no formal", aseguró Cuello para Noticias Caracol, quien explicó que su labor consistiría en “brindar información a las fuerzas para desarticular muy alta delincuencia que se ve hoy en día en las calles, en las ciudades. Bandas como el Tren de Aragua, los satanases, muchas bandas". Finalmente, añadió que la mujer "en ningún momento es infiltrada de ningún grupo armado, ni quería atentar contra la integridad ni del señor presidente ni de la señora vicepresidenta".
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La mujer no aceptó los cargos que se le imputaron. En las próximas horas, la capitán falsa y los dos uniformados activos serán trasladados a diferentes centros penitenciarios del país.
LAURA VALENTINA MERCADO
NOTICIAS CARACOL DIGITAL