La cría había caído de su árbol y una de las aves intentaba arrastrarla en medio de la vía, cuando el hombre se bajó de su vehículo para ir a su rescate.
Ocurrió en Sídney, Australia. Laurence Kirk vio a la zarigüeya rodeada por las urracas y pudo más su compasión con el animal débil, que el respeto por la ley de la naturaleza y su cadena alimenticia.
La cámara instalada en el carro captó el momento en el que Kirk espantó a las urracas, se agachó para tomar en sus manos a la zarigüeya que, de inmediato, se montó en su hombro.
El hombre escoltó a la criatura hasta el árbol del que nunca debió haber caído.
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