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La vida de Virginia Vallejo ha sido como de película. Desde una carrera brillante como una de las presentadoras más reconocidas de Colombia, la fama y una controvertida relación sentimental con Pablo Escobar, el narcotraficante más temido del mundo. A sus 76 años, la periodista y escritora reveló detalles inéditos de esa historia que marcó su vida.
Casi dos décadas después de su exilio en Estados Unidos, Virginia Vallejo recibió al equipo de Los Informantes en su pequeño apartamento del barrio Aventura, en Miami. La presentadora no solo habló sobre su pasado, sino también sobre su presente y los únicos arrepentimientos que siente hoy en día.
Virginia Vallejo habló sin tapujos sobre su pasado amoroso. La presentadora, quien se define como una persona “muy coherente y consecuente”, fue enfática al referirse a su relación de cinco años con el jefe del Cartel de Medellín.
Ella aseguró que no se arrepiente de haber amado a Pablo Escobar. “Jamás me arrepiento de haber amado a un hombre. Jamás. Ni de mis maridos, que fueron espantosos, ni de Pablo, que se volvió un monstruo, ni de todos los hombres que dejé por x o y razón”, afirmó con firmeza.
No obstante, hizo una aclaración crucial sobre la forma en que se ha narrado su historia. Aunque aseguró que muchos la han etiquetado como la amante de Escobar, ella afirmó que: “Yo nunca fui la amante de Pablo Escobar (…) Fui una de las amantes, y él fue uno de mis amantes. Tuvimos una relación en los mismos términos, de iguales”, precisó.
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Aunque aseguró que no se arrepiente de nada, también admitió que sus sentimientos hacia el capo cambiaron con el tiempo. “Hoy en día siento por Pablo un profundo odio”, confesó, aunque reafirmó que “no me arrepiento de haberlo tenido”.
La relación entre Virginia Vallejo y Pablo Escobar comenzó en 1982. Fue un vínculo intenso y discreto. “Yo no conquisté a Pablo, es que Pablo me conquistó a mí”, aseguró.
El primer encuentro entre ambos ocurrió en la Hacienda Nápoles, la emblemática propiedad del capo, donde Vallejo llegó acompañada de su entonces novio, Aníbal Turbay, sobrino del presidente Julio César Turbay. El plan era conocer el zoológico, pero el destino intervino de otra manera. Durante un paseo al río, un remolino casi termina en tragedia. “Me cogió un remolino y me iba, pensé que me iba a morir”. Fue allí donde Escobar intervino, salvándole la vida.
Seis meses después de aquel incidente, inició un romance que se mantuvo en secreto. “Yo sabía que él estaba casado. Acordamos que la relación iba a ser completamente secreta. Siempre nos veíamos solos. Normalmente en Nápoles, en su apartamento, un apartamento penthouse que tenían un edificio pequeño”, recordó.
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A pesar de que Vallejo admitió que sabía quién era Escobar, no le interesaba de dónde provenía su poder. “Yo sabía que él era el rey de la coca, pero no me importó de dónde salía su plata, sino lo que hacía con eso, y, además, sus planes de sacar dizque a esa ciudad (Medellín) de la pobreza”.
La periodista describió a Escobar como un hombre de gestos desbordados, dispuesto a todo por conquistarla. “¿Te parece una maricadita todo lo que te estoy contando de Pablo? Me salva la vida, anula las deudas, manda mil orquídeas, me divorcia de un desgraciado”, dijo al recordar cómo el capo la conquistó.
Uno de los episodios más recordados por Vallejo fue el día en que Escobar la ayudó a conseguir su divorcio del productor argentino David Stivel, su segundo esposo, quien se negaba a firmar los papeles. “Pablo me dice: ‘El viernes tú vas a estar divorciada y vas a estar cenando conmigo nuevamente’”, relató.
Ese mismo día, en su edificio de Bogotá, escuchó que querían subir mil orquídeas por las escaleras porque no cabían en el ascensor. Escobar había ordenado enviárselas como muestra de afecto. Poco después, Stivel cedió a la presión: el capo lo había amenazado, y el divorcio se concretó.
A pesar de no lamentar su relación con Pablo Escobar, Vallejo admitió tener dos grandes arrepentimientos en su vida. El primero, según dijo, es no haber aprendido a conducir. “Me arrepiento y me arrepentiré toda la vida de no haber aprendido a manejar un carro, eso sí es una vergüenza”, expresó entre risas.
El segundo está relacionado con el poder y la riqueza del capo. “Pablo me decía: ‘Pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras’, y yo le respondía: ‘No quiero nada, Pablo, de bruta’”, recordó. Con el tiempo, aseguró que ese fue un error. “De bruta. Esa es una de las cosas que me arrepiento en la vida. Digo, no tengo nada. No, no quiero nada. Yo debía haberle pedido todo”, agregó.
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No obstante, Vallejo afirmó que ahora valora más su independencia que cualquier riqueza que pudo haber tenido: “No me interesan las mansiones, ni los palacios, ni las joyas. Me interesa poder pagar mi arriendo, vivir dignamente y tener mi propio espacio, mi tiempo, mi libertad”.
El 18 de julio de 2006, Virginia Vallejo salió de Colombia en un avión de la DEA. Desde entonces vive en Miami, bajo asilo político, tras declarar sobre los vínculos entre narcotráfico y política. “Nunca volveré a Colombia, jamás. No extraño nada”, dijo tajante.
Su vida se ha transformado en una rutina tranquila. Vive sola, acostumbrada a la independencia y al silencio. Nunca tuvo hijos, una decisión que tomó a conciencia: “No quise tener hijos porque yo pensaba que cada hijo lo amarraba uno mucho. Quería ser libre”.
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En los últimos años ha enfrentado problemas de salud, entre ellos un derrame cerebral que afectó su visión a tal punto de casi quedar ciega. “Tuve que volver a leer, escribir, y hablar sin tartamudear. Pero me he recuperado”.
Actualmente, Vallejo se dedica a escribir una trilogía de ficción, de la cual acaba de terminar el primer libro ‘El alucinante país dorado’, una obra que contiene ciertas pinceladas de la realidad que tuvo que vivir. Lejos de los focos y los escándalos, mantiene firme su propósito de ser recordada no por su pasado con Pablo Escobar, sino como una escritora que no deja de lado su faceta literaria.