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El anuncio de que Bad Bunny será el encargado del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX, programado para febrero de 2026, ha provocado una intensa controversia política en Estados Unidos. Lo que debía ser una celebración musical se ha convertido en un debate nacional sobre migración, identidad y polarización cultural.
La polémica se intensificó luego de que Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., emitiera una advertencia que ha generado indignación en redes sociales y en sectores defensores de los derechos de los migrantes. En una entrevista con el creador de contenido conservador Benny Johnson, Noem afirmó:
“Vamos a estar en todas partes. Vamos a hacer cumplir la ley. No deberías venir al Super Bowl a menos que seas un ciudadano estadounidense respetuoso de la ley”. Sus declaraciones llegan pocos días después de que la NFL confirmara que el cantante puertorriqueño encabezará el evento más visto del año en el país. Sin embargo, para algunos sectores conservadores, la elección del artista, conocido por su activismo y por criticar abiertamente las políticas migratorias estadounidenses, representa una “provocación política”.
Johnson, quien cuenta con más de cuatro millones de seguidores en X (antes Twitter), calificó a Bad Bunny como un “enemigo acérrimo de Trump” y un “activista anti-ICE”. Además, aseguró que la NFL “se está autodestruyendo” al escogerlo como figura principal del show.
En medio del revuelo, Noem confirmó que habrá agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el estadio donde se celebrará el evento, bajo el argumento de reforzar la seguridad nacional.
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“Tengo la responsabilidad de que todos puedan venir al Super Bowl, disfrutarlo y regresar seguros. Así que, sí, estaremos por todos lados”, declaró la funcionaria. La medida ha despertado preocupación entre comunidades migrantes y artistas latinos, quienes recuerdan las recientes declaraciones del propio Bad Bunny, quien en una entrevista con i-D Magazine reconoció que evitó dar conciertos en territorio continental estadounidense por temor a redadas migratorias.
“Nos preocupaba mucho que ICE pudiera estar afuera de los conciertos”, confesó el cantante sobre su decisión de realizar una residencia exclusiva en Puerto Rico.
El Super Bowl no solo es el evento deportivo más importante de Estados Unidos, sino también un espacio de enorme impacto cultural. En su escenario se han presentado leyendas como Michael Jackson, Prince, Madonna, Beyoncé, Shakira y Jennifer Lopez. Sin embargo, en los últimos años, el espectáculo ha adquirido también un tono político y social.
La participación de Bad Bunny, el artista más escuchado del mundo en Spotify y tres veces ganador del Grammy, representa un hito para la música latina. No obstante, también expone las divisiones culturales del país: mientras millones celebran su inclusión como símbolo de diversidad e inclusión, otros la ven como una afrenta a los valores conservadores.
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A meses del evento, la tensión sigue creciendo. De un lado, la administración de Noem promete un “control total” de seguridad; del otro, los seguidores del artista defienden que su música representa una voz global de identidad y resistencia.
Lo que es seguro es que el Super Bowl LX no solo será una fiesta deportiva y musical, sino también un reflejo del clima político y social que atraviesa Estados Unidos en 2026.
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