Si hay algo que caracterice físicamente al primer ministro británico, Boris Johnson , es su despreocupado cabello. Parece que tiene situaciones más importantes de las cuales preocuparse y sí, basta ver su agenda para notarlo.
Se acostumbró y acostumbró a los demás a verlo así. Sin embargo, recientemente su enredo se hizo mucho más evidente.
Cuando salía de su residencia, el viento y el frío hicieron de las suyas y causaron un efecto casi eléctrico. En realidad, parecía que había sufrido una descarga.
Después, en el Parlamento, su aspecto no mejoró y fue inevitable que se rumorara sobre su despeluque en el recinto.
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A pesar de estar en distintos escenarios, tras una larga jornada, Boris Johnson volvió así a casa, nuevamente demostrando que le da igual.
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