Cuando falleció, la mujer tan solo pesaba 25 kilos y tenía anemia, bronconeumonía aguda purulenta y úlceras que le llegaban hasta el hueso.
Los últimos días de Ana Delia Arceo, quien murió el 26 agosto de 2015, fueron de gran sufrimiento. La mujer de 76 años fue literalmente comida por los gusanos en vida y su familia no hizo nada para evitarlo.
Arceo tenía dos hijos -Ana Antonia y José Ramón Llarena- que se comprometieron a ayudarla en su vejez, pero ninguno lo hizo. Ana Antonia la dejó al cuidado de su hermano y se desentendió completamente de su madre. Mientras que José Ramón, se la llevó a vivir con él, su esposa y su hijo en su casa de Santa Cruz de Tenerife, pero nunca la atendió, cuidó o alimentó.
Tal fue la dejadez que sufrió la anciana que, a pesar de tener un centro médico a metros de su casa, nunca fue tratada por una bronconeumonía aguda purulenta y unas úlceras que estaba contaminadas con gusanos.
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De acuerdo a la justicia, la familia de Arceo descuidó “totalmente sus necesidades más elementales; dejando de alimentarla mínimamente, asearla, limpiar su entorno, cambiar su posición en la cama y curarle las heridas”.
Las desatenciones contra la anciana no solo fueron en vida. Cuando la mujer murió, entre las 6 de la tarde y las 8 de la noche del 26 de agosto de 2015, su hijo no se preocupó por dar aviso a las autoridades sobre el deceso de inmediato, sino que esperó a las 10 de la mañana del siguiente día.
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De acuerdo a los médicos que realizaron los exámenes forenses, Ana Delia falleció por desnutrición crónica en grado de caquexia complicada por una sepsis generalizada por las úlceras.
Teniendo todos estos elementos, la sala penal del Tribunal Supremo de España condenó a 17 años a los hermanos Llarena por “la absoluta desidia y desatención, a pesar de la evidencia de la necesidad de atención, no solo personal, sino también médica”.
El tribunal basó su sentencia en los artículos 142 y 143 del Código Civil español, que aseguran que los hijos deben hacerse cargo de sus padres cuando estos ya no pueden valerse por sí mismo. Para los jueces, los hermanos culpables del delito de comisión por omisión porque dejaron morir a su madre de forma lenta y dolorosa.