Después de una larga investigación, uno de los homicidas fue capturado. Dijo que desde pequeños la víctima se las tenía velada y que tuvieron una fuerte riña.
La muerte de José Francisco Aguilar de la Cruz, supuesto matoneador, se produjo en la ciudad mexicana de Matamoros. Allí, por azares del destino, se había radicado en una vivienda junto a la pareja de hermanos.
Pese a una larga serie de abusos protagonizados por Aguilar en San Luis Potosí, los hermanos accedieron a compartir el inmueble con la condición de que todos aportaran para el arriendo.
Pero los problemas de convivencia en la casa de Fresnillo, Zacatecas, no tardaron en aparecer.
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Una noche, en medio de tragos, el rencor acumulado desde la niñez afloró con violencia.
Un desacuerdo cualquiera desató una acalorada discusión. En medio del rifirrafe, uno de los hermanos la emprendió contra Aguilar con un cuchillo mientras el otro le daba puños y puntapiés.
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La golpiza no cesó hasta que el hombre exhaló el último aliento de vida.
Tras el crimen, los homicidas dejaron la ciudad apresuradamente.
La cruel muerte se produjo en 2010, pero solo hasta esta semana uno de los asesinos, Dionicio Gallegos, fue capturado por la Policía Ministerial de Tamaulipas.
El apresado, tras el crimen, se desplazó a la población de Zacatecas.
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El otro hermano, identificado como Luis Miguel Gallegos, migró a Estados Unidos donde se supone que trabaja como jornalero. Las autoridades prosiguen con las pesquisas para que responda por el crimen.