Se mostró a favor de nuevo sistema migratorio basado en méritos y formación de aspirantes para frenar acceso a EE. UU. de migrantes con baja capacitación laboral.
En una alocución menos sombría que la de su investidura hace poco más de un mes y un tono más solemne que de costumbre, Donald Trump ofreció el martes la explicación más mesurada y detallada hasta ahora de su política de "Estados Unidos primero" en su primer discurso ante el Congreso.
El septuagenario mandatario antepuso los motivos económicos como justificación de su línea dura contra la inmigración ilegal, lo que generó el aplauso de los republicanos mayoritarios en las Cámaras.
"Al hacer que finalmente se apliquen nuestras leyes migratorias, vamos a elevar salarios, ayudar a los desempleados, ahorrar miles de millones de dólares y tornar nuestras comunidades más seguras para todos", dijo.
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Una semana después de otorgar amplias facultades de deportación a las agencias migratorias, el 45º presidente estadounidense anunció el "pronto" inicio de la construcción del polémico muro en la frontera con México.
En apoyo a su programa, había invitado al hemiciclo a dos viudas de policías abatidos en 2014 por un inmigrante clandestino.
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Pero ofreciendo una postura más constructiva, propuso un sistema "basado en méritos" para regular la entrada de nuevos inmigrantes que "ahorrará incontables dólares", y estimó posible un acuerdo entre demócratas y republicanos sobre una reforma migratoria.
"Es un principio básico que aquellos que buscan entrar a un país deben ser capaces de mantenerse a sí mismos financieramente", señaló.
Más temprano el martes, sugirió en una reunión con periodistas que estaba abierto a un acuerdo para regularizar a millones de indocumentados que ya viven en Estados Unidos, siempre que no hayan cometido delitos.
“Nuevo orgullo nacional”
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Enfrentado a una baja popularidad histórica y un inicio accidentado de su presidencia, Trump habló por una hora ante un hemiciclo repleto de miembros del gabinete, senadores, congresistas, magistrados, embajadores y generales.
"Un nuevo orgullo nacional está barriendo el país. Y una nueva oleada de optimismo está colocando sueños imposibles firmemente a nuestro alcance", afirmó.
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"Somos testigos de una renovación del espíritu estadounidense", añadió.
Dirigiéndose al exterior, suavizó sus críticas a los países de la OTAN y prometió trabajar con aliados en el mundo musulmán para derrotar al grupo yihadista Estado Islámico, pero no se disculpó por centrar su cosmovisión en su país. "Mi trabajo no es representar al mundo sino representar a Estados Unidos", apuntó.
'Dreamer' responde
En su discurso más largo como presidente, Trump abandonó sus alegatos improvisados -sustituyendo su característica corbata roja por una azul a rayas-, y leyó el discurso casi palabra por palabra.
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Algunas congresistas demócratas se vistieron de blanco para la ocasión, un guiño a la lucha por los derechos de las mujeres y un eco de la enorme oposición a las políticas del mandatario.
"Fue divisivo y tiene como fin causar miedo y terror en comunidades en el país", dijo Astrid Silva, una activista sin papeles, elegida para pronunciar la respuesta en español del Partido Demócrata, según las transcripciones de su mensaje.
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"Debería reconocer las contribuciones de los inmigrantes, de las que él mismo se ha beneficiado", añadió Silva, una 'dreamer' o beneficiaria del programa DACA, que la protege de la deportación, y que Trump prometió suprimir.
Por otro lado, el presidente republicano defendió políticas populares entre las familias como la licencia por paternidad remunerada, e incluso se ganó elogios de algún demócrata por su intento de pintar un escenario más optimista y llamar a la unidad nacional.
'Jonrón'
"Esto fue mucho menos oscuro que el discurso de investidura. Y ha hecho un intento de acercarse", dijo el congresista demócrata John Larson. "Pero el diablo está en los detalles".
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Según un sondeo de CNN, el 57% de los estadounidenses que vieron el discurso reaccionaron de manera positiva.
En la agenda doméstica, el millonario prometió una reforma fiscal "histórica" -con menos impuestos para la clase media- y acabar con el sistema de salud de su predecesor, Obamacare, un guiño hacia los republicanos aún escépticos.
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"Fue un jonrón. El presidente Trump dio un mensaje audaz y optimista a los estadounidenses", se felicitó el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca también prometió "reiniciar el motor de la economía" y se comprometió a atraer un billón de dólares en proyectos de infraestructura.
Las tensiones entre los poderes legislativo y ejecutivo están en alza, no obstante, por la propuesta de Trump de incrementar el gasto militar en un 10% (unos 54.000 millones de dólares).
Pero el mandatario no ofreció detalles sobre esos planes, que sin duda afectarán a la deuda nacional que ya alcanza los 20 billones de dólares.
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"Las cuentas no cuadran", dijo el senador demócrata Chris Van Hollen.