
Joe Camp enseñó durante 20 años en una escuela de Charlotte, Carolina del Norte, en Estados Unidos, pero por la pandemia perdió su trabajo en septiembre y un mes después su papá falleció.
“Me puso en un lugar oscuro. Pero tengo muchos amigos y familiares que me dijeron que me mantuviera ahí, que siguiera creyendo en mí mismo”, declaró al medio WSOCTV.
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Fue así como, cada jueves, compró un boleto de lotería, aunque esta vez se aferró a su suerte y adquirió uno más.
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Al raspar el primer billete no ganó nada, pero fue el segundo el que cambió su vida: “caí de rodillas en la bomba de gasolina”.
Ganó 250.000 dólares y, después de los pagos de impuestos exigidos, se llevó la suma de 176.876.
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Ya sabe qué hacer con su dinero, comprar una casa y asegurar la educación de su hija.
Además, ya consiguió trabajo, aunque no como profesor, sino en un concesionario.