El evento se lleva a cabo en Catar y participan animales de Arabia Saudita, dos países que prácticamente no tienen relaciones diplomáticas.
Camellos de color negro, arena y blancos rondan un hipódromo en Catar con el único objetivo de ser el animal más bello.
A unos cuarenta kilómetros al norte de Doha, en el desierto de Al Shahaniya, los criadores de los camélidos se concentran con sus animales que forman parte de este peculiar concurso en el que el "más grande" recibirá el título del "más bello".
"Lo que buscamos en un camello es la grandeza: una cabeza grande, labios grandes, cuello largo, un cuerpo grande que mida dos metros y medio y unos tres metros y medio de la cola al cuello, mientras que las patas deben ser redondas y grandes", asegura Abdulá Al Kuwari, presidente de la feria que organiza el concurso de belleza.
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El certamen, en el que también participan dromedarios, se divide en varias categorías y en una de ellas el propietario con los veinticinco camellos más hermosos gana medio millón de riales cataríes, el equivalente a unos 120.600 euros.
Aunque para conseguir coronarse como el más bello, que será elegido por un jurado de cinco personas, algunos de los participantes les inyectan "bótox en los labios o la nariz" con el objetivo de destacar sus atributos, una práctica que está prohibida en el certamen, apunta Kuwari.
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"En 2017 fueron descalificados de la competición aproximadamente quince o veinte camellos. Una vez se descubre se retiran de la competición durante dos o tres años", asevera Al Kuwari, sin precisar una cifra.
Añade que si un criador tiene 24 camellos "bellos" pero le falta uno que no llega al nivel, se lo compra a otra cuadrilla para poder ganar el concurso, lo que le da la oportunidad a que se apareen y los genes "pasen a la siguiente generación" para los futuros concursos en el pequeño país.
Pero el de este año tiene otra característica particular: la participación de camellos procedentes de Arabia Saudí pese al bloqueo económico y diplomático que le tiene impuesto desde el año pasado a Catar por "financiar el terrorismo" y su relación con Irán, un extremo que Doha niega.
"Estamos abiertos a todos a pesar de lo ocurrido, hay camellos saudíes en esta edición, se llevan desde Arabia Saudí a Kuwait y desde allí los traen en barco a Catar", señala Al Kuwari.
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Este año -agrega Al Kuwari- hay por lo menos 50 personas procedentes de Arabia Saudí con sus camellos y dromedarios presentes en la competición.
Y tal y como se puede leer en árabe en las reglas se establece que la competición "está abierta a todos los camellos procedentes del Golfo".
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Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto se unieron a Arabia Saudí en el bloqueo contra Catar impuesto en junio de 2017, que continúa hasta el momento.
En el hipódromo donde se celebra la competición ondean las banderas de los seis integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG): Catar, Arabia Saudí, Baréin, Kuwait, Omán y Emiratos Árabes Unidos.
Alrededor de 1.100 camellos han participado solamente hoy en el día del camello negro, pues cada jornada está dedicada a un color del animal en la feria, que concluye hoy su decimocuarta edición.
"Es una afición que puede dar mucho dinero, puedes vender un camello por un millón de riales cataríes", el equivalente a unos 250.000 euros, dice Abdulá al Jaari, criador de los animales y participante en el certamen.
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Además, comenta, "el Estado apoya a los organizadores de eventos como este, les da terreno y alguna compensación para criarlos".