Se trata de uno de los rituales más importantes del Islam. Autoridades de Arabia Saudita movilizaron más de 100.000 uniformados para garantizar la seguridad.
Este año participarán en el ‘hach’, como se denomina el ritual, los peregrinos iraníes. Estos no viajaron en 2016 tras la ruptura de relaciones entre la república islámica y el reino saudita.
La estampida de 2015 dejó 464 víctimas iraníes y, unos meses más tarde, Riad y Teherán rompieron relaciones después de que un dignatario chiita fuera ejecutado en Arabia Saudí y del ataque de las misiones diplomáticas saudíes en Irán.
"Garantizar la seguridad de los peregrinos es nuestra prioridad", insistió el martes el general Mansur Al Turki, portavoz del ministerio de Interior.
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Este año, el peregrinaje se produce en un momento de crisis entre Arabia Saudita y sus aliados y Catar, a quien el reino acusa de apoyar el "terrorismo" y de ser demasiado cercano a Irán.
Desde el 5 de junio pasado, Catar vive aislado y bajo un duro embargo. El bloqueo complica el peregrinaje de los cataríes, pero la semana pasada los saudíes anunciaron que la frontera quedaría abierta para los fieles que quieran ir a La Meca y que aviones sauditas iban a ser enviados a Doha para transportarlos.
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El ritual se lleva a cabo en medoi de la amenaza del grupo yihadista Estado Islámico, acechado en Irak y Siria, pero que sigue expandiendo el terror, principalmente en Oriente Medio y en Europa.
A unos pasos de la Kaaba, Fatiya Taha, de 67 años, no esconde su alegría. "Esperaba hacer este peregrinaje desde hacía cuatro años", aseguró Taha, la mayor de un grupo de egipcias, en su silla de ruedas.
El momento culminante del hach tendrá lugar el jueves, con la ascensión del monte Arafat para un día de oraciones e invocaciones.
Antes de que empiecen los ritos, el olor del almizcle inunda los accesos. Las ganduras, farashas y chilabas —vestidos tradicionales de los países de origen de los peregrinos—, de vivos colores, se ven por todas partes.
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El peregrinaje constituye una importante fuente de ingresos para el reino saudí.
El programa de reformas económicas "Visión 2030", orquestado en un contexto de caída de precios del petróleo, incluye el impulso del turismo religioso. Según cifras oficiales, el número de peregrinos llegados desde el extranjero será mayor al de 2016.
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