
El pasado sábado por la tarde, la ciudad austríaca de St. Pölten, cercana a Viena, fue el escenario de un incidente que pudo haber tenido consecuencias fatales. Un viajero de 24 años, de nacionalidad argelina, se vio envuelto en una situación de extremo riesgo luego de aferrarse a la puerta exterior de un tren de alta velocidad que reanudaba su marcha. El tren, que cubría la ruta desde Zúrich, Suiza, con destino a la capital austríaca, había realizado una breve parada en St. Pölten.
Según se ha reportado, el joven había aprovechado esa parada para descender al andén y fumar un cigarrillo. Sin embargo, al percatarse de que el tren comenzaba a moverse, y aún fuera del vagón, tomó la arriesgada decisión de sujetarse a una de sus puertas exteriores. Con el tren ya en velocidad, el joven, en una situación desesperada, comenzó a golpear las ventanas del vagón, en busca de que los tripulantes pudiesen percatarse de la situación y poder ser socorrido prontamente.
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La alerta fue recibida con rapidez por los ocupantes del tren, quienes notificaron de inmediato al conductor. Ante la gravedad de la situación, el conductor activó el freno de emergencia. Esta acción permitió que el personal del tren asistiera al joven, logrando reintegrarse de manera segura al interior del vagón. Asombrosamente, el hombre fue entregado a las autoridades en la estación de Meidling, en Viena, sin presentar lesiones aparentes a pesar de la peligrosa maniobra que realizó.
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Herbert Hofer, el portavoz de los ferrocarriles calificó el suceso como "extremadamente peligroso". Hofer enfatizó la gran irresponsabilidad de este tipo de acciones, señalando que "este tipo de cosas termina por lo regular con una muerte". Además, subrayó las graves implicaciones que tales incidentes conllevan, no solo para la persona involucrada sino también para los equipos de rescate: "No solo está poniendo peligro su propia persona, si usted termina debajo del tren hay rescatistas, policía, bomberos que vendrán".
A pesar del dramático episodio y la parada de emergencia, el tren solo acumuló una demora de siete minutos en su llegada a Viena. Las autoridades austriacas aprovecharon este singular caso para reiterar con firmeza la crucial importancia de respetar las normativas de seguridad en los trenes de alta velocidad. Recalcaron que la imprudencia puede acarrear consecuencias fatales, no solo para el individuo que la comete, sino para la seguridad de todos los involucrados en la operación ferroviaria.
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ANDRÉS ADAMES
NOTICIAS CARACOL CON INFORMACIÓN DE AFP