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Una potente réplica de magnitud 6,9 sacudió el sur de Filipinas a última hora del viernes 10 de octubre, provocando una nueva alerta de tsunami apenas horas después de una advertencia anterior, dijeron las autoridades. El temblor se produjo a las 19:12 (11:12 GMT), lo que llevó a la oficina de sismología de Filipinas a advertir sobre "olas de altura potencialmente mortal" e instar a los residentes costeros a "evacuar inmediatamente a zonas más altas o trasladarse más tierra adentro".
Aunque la primera alerta de tsunami fue levantada horas después, el sismo dejó al menos dos personas fallecidas y provocó daños materiales en diversas infraestructuras. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el epicentro del temblor en Filipinas hoy se localizó a unos 20 kilómetros al este de la localidad de Santiago, en la provincia de Davao Oriental. El movimiento sísmico se produjo a las 9:40 de la mañana, hora local (1:40 GMT), a una profundidad de 58 kilómetros bajo el lecho marino. La agencia sismológica de Filipinas, conocida como Phivolcs, confirmó la magnitud del sismo y emitió una alerta de tsunami poco después del evento. Esta alerta fue dirigida principalmente a las provincias costeras de Mindanao, incluyendo Dinagat y Davao Oriental, donde se ordenaron evacuaciones preventivas.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico advirtió inicialmente que el terremoto podría generar olas de entre uno y tres metros por encima del nivel de la marea. Esta advertencia también se extendió a las costas de Indonesia y Palau, aunque con menor intensidad. Ante el riesgo, las autoridades filipinas activaron protocolos de emergencia y ordenaron la evacuación inmediata de las zonas costeras. El presidente Ferdinand Marcos Jr. instruyó a los organismos de defensa civil a ejecutar las evacuaciones y garantizar la seguridad de la población. En su comunicado oficial, el mandatario señaló que se estaba trabajando contrarreloj para que la ayuda llegara a quienes la necesitaran.
Horas más tarde, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico levantó la alerta, indicando que las olas registradas apenas alcanzaron los 19 centímetros por encima del nivel de la marea. A pesar de ello, se mantuvo la vigilancia ante posibles réplicas.
Inicialmente, el secretario adjunto de la Oficina de Defensa Civil (OCD), Bernardo Rafaelito Alejandro, informó sobre una víctima fatal en la región de Davao, atribuida a la caída de escombros. Posteriormente, el gobernador de Davao Oriental, Nelson Dayanghirang, confirmó una segunda muerte en declaraciones a la cadena ABS-CBN. Además de las víctimas, se reportaron daños materiales en edificios, iglesias y otras estructuras en ciudades como Manay y Butuan. También se registraron cortes de electricidad y suspensión de clases y actividades laborales en oficinas gubernamentales, con excepción de los servicios de emergencia.
El director regional de la OCD en Davao, Ednar Dayanghirang, indicó que se recibieron informes parciales sobre edificaciones afectadas, incluyendo iglesias con daños estructurales. En la ciudad de Mati, se inspeccionaron escuelas que presentaban afectaciones visibles. Tras el sismo principal, se registraron al menos 179 réplicas en cuestión de horas, de las cuales 10 fueron perceptibles por la población. Las autoridades locales y nacionales continúan evaluando el alcance total de los daños, mientras se mantienen en alerta ante la posibilidad de nuevos movimientos sísmicos.
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El presidente Marcos Jr. reiteró que se desplegarían equipos de búsqueda y rescate en las zonas afectadas, una vez que las condiciones lo permitieran. También se activaron centros de atención para los damnificados y se coordinaron esfuerzos con la Cruz Roja y otras entidades humanitarias.
Este evento sísmico ocurre apenas diez días después de otro terremoto de magnitud 6,9 que golpeó la isla de Cebú, en la región central de Filipinas, el 30 de septiembre. Ese sismo dejó un saldo de 74 personas fallecidas y miles de damnificados. Según el director de Phivolcs, Teresito Bacolcol, el terremoto de Cebú fue más destructivo debido a su menor profundidad (10 kilómetros) y proximidad a zonas densamente pobladas. En contraste, el sismo de Mindanao ocurrió a mayor profundidad (58 kilómetros), lo que redujo la intensidad de los temblores en superficie.
Filipinas se encuentra sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica que rodea el océano Pacífico. En esta región se registran aproximadamente 7.000 terremotos al año, la mayoría de ellos de magnitud moderada. La ubicación geológica del país lo convierte en uno de los más vulnerables del mundo ante desastres naturales como terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas. Por esta razón, las autoridades filipinas han desarrollado protocolos de emergencia y sistemas de alerta temprana para mitigar los efectos de estos fenómenos.
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL
CON INFORMACIÓN DE EFE Y AFP