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A sus 76 años, Virginia Vallejo, la recordada presentadora que marcó la televisión colombiana en los años setenta y ochenta, vuelve a ser noticia. Desde su exilio en Miami, donde vive hace casi dos décadas, habló sobre su presente, sus recuerdos y los deseos que aún guarda, entre ellos, el de volver a conectar con el público que la vio brillar en la pantalla.
María Elvira Arango, directora de Los Informantes, visitó a Vallejo en su pequeño apartamento en el barrio Aventura, en Miami. Allí, en medio de libros, recuerdos y la serenidad que le da el paso del tiempo, Vallejo habló sin reservas sobre su vida, su carrera, sus arrepentimientos y su futuro.
Su vanidad, característica de la época en que fue figura pública, sigue intacta. Ante la cámara, aclaró que, luce "decente" y afirmó: "Como te das cuenta, no me he hecho botox, no me he hecho cirugías, bueno mi nariz hace 40 años".
Pese a los años y la distancia, Vallejo no pierde su esencia de comunicadora y ha manifestado un claro interés en volver a interactuar con el público desde otra perspectiva.
Su mayor sueño actual, según relató, “sería tener una columna donde la gente me preguntara cosas y yo pudiera contestar a la gente”. Vallejo ve este posible espacio como una oportunidad para ofrecer consejos basados en su experiencia y trayectoria. Específicamente, buscaría asesorar sobre temas de belleza, ya que cree que “no muchas personas se ven a mi edad con esta cara”, y sobre moda.
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Además de la estética, la presentadora sugirió que podría dar “consejos sobre las relaciones y sobre la seducción”. Para Vallejo, la clave de estos consejos radica en el autoconocimiento: “Lo primero que tienes que conocer es tus defectos para aprender a ocultarlos”.
Mientras tanto, dedica su tiempo a la escritura de una trilogía de ficción con tintes autobiográficos. El primer libro se titula ‘El alucinante país dorado’ y está ambientado en un país llamado Candelaria, el cual ella describió como “mi propio macondo”. “Quiero que me recuerden como una escritora”, afirmó.
Virginia Vallejo fue una de las presentadoras más destacadas e influyentes de la televisión colombiana. Su elegancia, seguridad frente a las cámaras y participación en reconocidos programas la convirtieron en una figura admirada por el público.
Pero su vida dio un giro definitivo cuando salió a la luz su relación sentimental con Pablo Escobar, el jefe del Cartel de Medellín. Desde entonces, su nombre quedó inevitablemente ligado al del narcotraficante más temido del mundo.
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Su relación con el capo comenzó en 1982. Vallejo viajó a la Hacienda Nápoles junto a su novio de entonces, Aníbal Turbay, con el propósito de conocer el zoológico del lugar. Según relató, durante un paseo al río fue arrastrada por un torbellino y Escobar le salvó la vida. Seis meses después de ese encuentro, iniciaron su relación.
Aunque era consciente de que él estaba casado, aseguró que “acordamos que la relación iba a ser completamente secreta. Siempre nos veíamos solos”. También admitió que no le importaba el origen de su fortuna: “Yo sabía que él era el rey de la coca, pero no me importó de dónde salía su plata, sino lo que hacía con eso, y, además, sus planes de sacar dizque a esa ciudad (Medellín) de la pobreza”.
La periodista describió a Pablo Escobar como un hombre de gestos desbordados, dispuesto a todo por conquistarla. Además de salvarle la vida y de anular una deuda que ella tenía, el capo intervino en su vida personal de manera determinante.
Cuando Vallejo le comentó que su segundo marido, el productor David Stivel, se negaba a firmar el divorcio, Escobar actuó. “Pablo me dijo: ‘El viernes tú vas a estar divorciada y vas a estar cenando conmigo nuevamente". Para cumplir la promesa, el capo amenazó a David Stivel, quien firmó el divorcio.
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“¿Te parece una maricadita todo lo que te estoy contando de Pablo? Me salva la vida, anula las deudas, manda mil orquídeas, me divorcia de un desgraciado”, dijo al recordar cómo el capo la conquistó.
A pesar de los horrores que Escobar desató, Vallejo insiste en que su conciencia es “muy coherente y soy muy consecuente”, asegurando que “yo jamás me arrepiento de haber amado a un hombre. Jamás. Ni de mis maridos que fueron espantosos, ni de Pablo que se volvió un monstruo”, reiteró.
No obstante, aquel amor se transformó con el paso del tiempo. Aunque no se arrepiente de haberlo vivido, confesó que: “Hoy en día siento por Pablo un profundo odio”. La escritora, quien destruyó todas las fotos y recuerdos del narcotraficante, también rechazó con firmeza la etiqueta que le han impuesto durante años: “Yo nunca fui la amante de Pablo Escobar (…) Fui una de las amantes y él fue uno de mis amantes. Tuvimos una relación en los mismos términos de iguales”.
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La presentadora confesó que uno de sus mayores arrepentimientos era no haber aprovechado el poder y la riqueza del capo. “Pablo me decía: ‘Pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras’, y yo le respondía: ‘No quiero nada, Pablo, de bruta’”, recordó. Con el tiempo, aseguró que ese fue un error. “De bruta. Esa es una de las cosas que me arrepiento en la vida. Digo, no tengo nada. No, no quiero nada. Yo debía haberle pedido todo”, agregó.
Hoy, sin embargo, afirmó que valora más la independencia que cualquier lujo. “No me interesan las mansiones, ni los palacios, ni las joyas. Me interesa poder pagar mi arriendo, vivir dignamente y tener mi propio espacio, mi tiempo, mi libertad”, dijo.
Virginia Vallejo salió de Colombia el 18 de julio de 2006, transportada en un avión de la DEA. Llegó a Estados Unidos como testigo protegido tras haber declarado contra las mafias, los carteles y los vínculos entre la política y los narcos.
Actualmente, no tiene intención de regresar a su país natal. “Nunca volveré a Colombia jamás”, enfatizó, agregando que “no extraño nada”.
Los años de exilio han cobrado un precio en su salud. Tuvo un derrame cerebral que la afectó significativamente. Sufre especialmente con sus ojos, y no ve igual que antes, habiendo estado a punto de quedarse ciega.
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Al reflexionar sobre su legado, Vallejo insiste en la importancia de su identidad como escritora. Aunque reconoce que hay una “presión muy fuerte para presentarme dizque como la amante Pablo Escobar”.