Un estadounidense mató a su hija de 16 años pensando que apuntaba a un ladrón que entraba en su casa en un suburbio de Ohio, informaron la policía y la prensa local, en un ejemplo más de los estragos de las armas de fuego en Estados Unidos.
El hecho sucedió el pasado miércoles, en torno a las 4:30 de la madrugada. Una mujer llamó a los servicios de emergencias porque Janae, su hija de 16 años, estaba gravemente herida de bala en el garaje de su casa.
El padre, que le disparó al confundirla con un intruso, estaba devastado y le preguntaba cómo se sentía.
Mientras esperaban a que llegara la Policía, los padres suplicaron a su hija que se levantara, relata el Columbus Dispatch, un diario local que tuvo acceso a la grabación de la llamada.
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Según el informe policial, fue transportada a un hospital y falleció una hora después.
"En cualquier caso, si vas a apretar el gatillo, es muy importante saber quién es el blanco", creyó necesario especificar un oficial de Policía a la cadena local ABC6 Columbus, la capital del estado de Ohio, en el norte del país.
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"Nos entristece esta trágica pérdida y haremos todo lo posible para apoyar a los estudiantes de secundaria y las familias", escribió el colegio donde estudiaba Janae, en una carta a los padres citada por la prensa local.
A menos de dos kilómetros de distancia, el pasado 7 de diciembre tres personas de 6, 9 y 22 años murieron en un tiroteo. Los dos niños iban al mismo colegio que la adolescente.
Según el informe de la policía de Columbus, es el homicidio número 202 en lo que va de año en esta ciudad de unos dos millones de habitantes.
La violencia con armas de fuego aumentó desde el comienzo de la pandemia en Estados Unidos, donde la Constitución permite portar armas.
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Han matado a más de 44.000 personas en 2021, incluidos 1.517 menores, según la página web Gun Violence Archive, que toma en cuenta los suicidios.
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