George Bell, de 44 años; Gary Johnson, de 46, y Rohan Bolt, de 59, pasaron 24 años en la cárcel por un crimen que no cometieron, eso aseguran ahora que están en libertad y de vuelta con sus familias.
Los tres hombres afroamericanos fueron acusados de haber asesinado a dos personas, una de ellas un oficial de Policía de Nueva York fuera de servicio, el 21 de diciembre de 1996 en un intento de robo en Queens, Estados Unidos.
Según ellos, fueron obligados a confesar el crimen, del que después se retractaron, por las maniobras violentas que usaron los uniformados durante el interrogatorio.
"Su táctica era simplemente mantenerme despierto hasta que estuve tan fatigado mentalmente que me quedé perplejo", dijo Johnson a CBS.
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Según él, los oficiales lo asfixiaron, haciéndolo sentir "asustado, confundido, enojado".
"Cuando agaché la cabeza para descansar un poco y ordenar mis pensamientos, entraron y golpearon la mesa", agregó.
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Una de sus abogadas, Rita Dave, argumentó que "mucha gente diría, 'bueno, si no lo hice, ¿por qué diría que lo hice?', pero puedes decir eso en la comodidad de tu sala de estar, no cuando estás en una pequeña habitación con cuatro policías hablando contigo y sin poder hablar con tus padres".
Parte de la evidencia revelada en el juicio actual y que se mantuvo oculta hace más de dos décadas, señala que una pandilla local estuvo involucrada en un tiroteo en 1996.
Pese a ser liberados, los tres siguen enfrentando los cargos por ese crimen y en los próximos tres meses decidirán si los vuelven a juzgar.