
Anthony Bianco tenía 21 años y estaba terminando su carrera universitaria en Brisbane, Australia, cuando su vida cambió por completo. Tenía una vida común de un universitario en Australia, hasta que comenzó a padecer una leve tos. Al principio no le dio gran importancia, pensó que era algo pasajero, pero al final se convirtió en el primer síntoma de una historia médica tan improbable como insólita.
Aunque nunca había fumado, su tos persistente parecía ser 'tos de fumador'. Tras varias semanas con este problema y al notar un antecedente de neumonía en su historial clínico, su médico le ordenó una radiografía de tórax. El resultado fue una gran “nube blanca” de 11 por 15 centímetros que ocupaba buena parte de su pecho. Las alarmas se encendieron inmediatamente, no era normal que alguien tan joven tuviera algo de este tipo.
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Los primeros exámenes apuntaban a un posible linfoma, un tipo de cáncer del sistema linfático. Anthony fue sometido a una cirugía para extirparle un ganglio del cuello, pero no arrojó resultados concluyentes. Entonces vino una segunda intervención para analizar directamente la masa en el pecho. Tras la respectiva biopsia, la noticia fue cada vez más sorprendente: tenía cáncer testicular, pero en el tórax.
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¿Por qué desarrolló cáncer testicular en el pecho?
El diagnóstico fue un tumor primario de células germinales no seminomatoso del mediastino (PMNSGCT, por sus siglas en inglés), una forma rara de cáncer que se origina en células germinales, encargadas de formar los espermatozoides o los óvulos, pero que migran erróneamente a otras partes del cuerpo durante el desarrollo embrionario.
En el caso de Anthony, estas células anómalas se habían asentado en su mediastino (la zona del tórax entre los pulmones) y, años después, se convirtieron en un tumor agresivo. Este tipo de cáncer tiene una tasa de supervivencia de apenas el 40% a cinco años, y representa un desafío médico por su ubicación cercana a órganos vitales como el corazón y los pulmones.
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En medio del tratamiento, dio positivo en una prueba de embarazo
Uno de los detalles más surrealistas de su historia fue cuando, durante algunas pruebas de sangre de rutina, dio positivo en una prueba de embarazo. Aunque parezca absurdo, hay una explicación médica. Este tipo de tumor produce altos niveles de la hormona hCG (gonadotropina coriónica humana), la misma que detectan los test de embarazo en mujeres.
"Tuve que encontrarle algo de humor a la granada que acababa de caer en mi vida", recordó en diálogo con The Sun, señalando que cuando los médicos le entregaron los resultados preguntó cuántos meses tenía. Sin embargo, el panorama no era alentador: el tumor estaba creciendo rápidamente, envolviendo vasos sanguíneos, presionando órganos y marcando su piel con venas dilatadas visibles a simple vista.
Anthony tuvo que empezar un tratamiento agresivo. Recibió múltiples ciclos de quimioterapia para reducir el tumor antes de considerar una cirugía, una intervención que en muchos casos es riesgosa debido a la localización del cáncer. Afortunadamente, Anthony respondió bien. El tumor se redujo significativamente, hasta el punto de que no se pudo determinar si había desaparecido del todo o si solo quedaba tejido cicatricial. Un año más tarde le dijeron que estaba libre de cáncer.
Su nueva vida
Tras 30 años de su diagnóstico y extraña historia médica, Anthony es un hombre que celebra, a sus 50 años, haber vencido el cáncer a los 21. Ahora dedica su vida las comunicaciones y a compartir su historia para generar conciencia sobre los cánceres raros, un grupo de enfermedades que suelen quedar relegadas en cuanto a financiación e investigación. “Si tienes cáncer siendo joven, es probable que sea uno raro. Y para esos no hay ensayos clínicos ni estudios suficientes”, denuncia.
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Anthony pone su experiencia en perspectiva con una analogía impactante: “Mi médico me dijo que era más probable ganar la lotería que tener este tipo de cáncer. Y es verdad. La probabilidad de ganarla es de una en 8,5 millones. La de tener este cáncer, una en 10 millones. Y encima, ¡todavía no me he ganado la lotería!”. Su historia, increíble pero cierta, es un llamado de atención para pacientes, médicos y sistemas de salud: los síntomas inusuales merecen atención, y los cánceres raros necesitan más que suerte para ser vencidos.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL