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El restaurante Mitú, fundado por los hermanos Iván y Andrés Córdoba en el corazón de Milán, Italia, se ha convertido en el centro de una disputa legal. Lo que comenzó como una apuesta por llevar la alta cocina colombiana a Europa, terminó envuelto en un debate sobre las normas que regulan la vida nocturna en una de las ciudades más sofisticadas y vigiladas de Italia.
La controversia estalló con la apertura de una nueva sede del restaurante en la ciudad y que afectaría una norma legal sobre el espacio entre locales de comercio. En Milán, se puede determinar si un nuevo restaurante puede abrir o no, de acuerdo a una norma que establece cuántos metros puede haber entre restaurantes, bares y discotecas en un mismo barrio.
Mitú no es un nombre desconocido para los milaneses, desde su primera apertura en 2022 el local se posicionó como el primer restaurante de alta cocina colombiana de Europa, una vitrina del sabor y la identidad nacional en el circuito gourmet de Italia. La propuesta fue impulsada por los hermanos Córdoba: Iván, exjugador del Inter de Milán y uno de los futbolistas colombianos más queridos en ese país, y Andrés, empresario y cofundador del proyecto.
El restaurante, que toma su nombre del municipio amazónico de Mitú, se inspiró en la biodiversidad y la diversidad cultural de Colombia. Su menú busca ofrecer una experiencia de autor sin perder autenticidad. No es casual que la crítica italiana lo haya destacado por su originalidad y elegancia.
Es precisamente por ese éxito que este 2025 buscaron abrir una nueva sede en Via Pollaiuolo, una calle lateral de Piazzale Archinto (una de las zonas más activas de la vida nocturna milanesa). Pero su reapertura coincidió con una nueva normativa municipal que cambió las reglas del juego para todos los negocios de restauración y entretenimiento.
El Ayuntamiento de Milán, preocupado por el exceso de bares y restaurantes en barrios como Navigli, Brera, Chinatown o Isola, decidió declarar varias de esas áreas como “zonas altamente protegidas”, con el fin de frenar la saturación y las quejas vecinales por ruido. La norma establece que en un radio de 60 metros no puede haber más de siete locales de ocio.
Hasta ahí, todo parecía claro. Pero el reglamento añadió un detalle que cambiaría por completo la aplicación de la norma: la distancia no se mide “en línea recta”, sino como “distancia peatonal”, es decir, el recorrido real que haría una persona a pie entre un local y otro.
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Esa diferencia —de unos pocos metros a veces, de decenas en otros casos— fue suficiente para que el restaurante de los Córdoba quedara dentro del rango permitido. En el caso de Mitú, los 22 metros en línea recta que lo separan de otro establecimiento se convirtieron, bajo el nuevo cálculo, en 82 metros peatonales, reduciendo así el número de locales considerados “colindantes” y haciendo que el restaurante de los colombianos alcanzara la licencia municipal.
Para los vecinos del edificio donde funciona Mitú, la situación es una “paradoja legal”. A su juicio, la distancia “peatonal” no refleja el impacto real de un negocio. El condominio del edificio, propiedad de la sociedad Pivieffe srl, incluso interpuso una demanda civil, argumentando que las normas internas del inmueble prohíben actividades de restauración.
El conflicto escaló a tal punto que el proceso de solicitud del restaurante, programado para abrir el 29 de octubre, derivó en una denuncia penal. Según el diario Corriere della Sera, el Ayuntamiento había prohibido inicialmente la apertura del local por presuntas declaraciones falsas en los documentos de trámite, pero en mayo y agosto de 2024, la sociedad propietaria fue notificada por incumplimiento, justo cuando entraba en vigor la nueva normativa.
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A pesar de ello, en enero de 2025, el municipio concedió al restaurante un permiso condicional, basado precisamente en esos criterios de medición que ahora están siendo impugnados ante el Tribunal Administrativo Regional (TAR) de Lombardía.
Mientras tanto, Mitú ha seguido operando y ganando atención en redes sociales. Su gran inauguración oficial se anunció para el 29 de octubre de 2025, con una campaña digital que reunió mensajes de apoyo de influencers, críticos gastronómicos y comensales habituales. En redes, los comentarios se centraron más en los sabores y la estética del lugar que en la polémica jurídica.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL