“Le pedimos a Maduro, al presidente, de corazón que reabra la frontera otra vez”, dice David Jaimes. Su drama es el mismo de miles de personas que podría pasar en soledad durante estas fechas, todo por cuenta de la crisis fronteriza.
Como él, son miles de personas las que han tratado, de todas las formas posibles, conseguir un pasaje para recibir el Año Nuevo con su familia.
En medio del drama, las puertas de las líneas de transporte internacional que viajan hasta Colombia permanecen cerradas.
El tradicional Ormeño anuncia en un lacónico cartel que no presta el servicio. Otra empresa de buses que viajaba a Cartagena y Barranquilla completa 4 meses sin traslados. Para quienes esperaban estar en el seno del hogar en estas fechas, todo es amargura.
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Quienes logran el viaje, deben someterse a las condiciones. “Llegan hasta San Antonio, hacen su salida en la frontera y los pasajeros deben llevar su maleta hacia el otro lado”, explica Carmen Larrea, gerente de Rutas de América.
Por si fuera poco, los transportistas que lidian con las restricciones en la frontera tienen un problema adicional: la falta de repuestos.
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“Tenemos 8 carros parados, de 17 vehículos”, narra a Noticias Caracol un conductor venezolano. Otro acusa a la Guardia Venezolana de revisar solamente si los pasajeros llevan alimentos en sus equipajes para decomisarlos.