El presidente estadounidense, Donald Trump, en el centro de un temporal político por un polémico decreto sobre inmigrantes y refugiados enfrenta una creciente resistencia que ya se extiende a sus propios aliados del partido Republicano en el Congreso.
Menos de dos semanas después de asumir las riendas del país, Trump tiene por delante diversas demandas judiciales en marcha contra su decreto sobre inmigrantes y refugiados, descabezó el Departamento de Justicia a causa de cuestionamientos e hizo surgir un coro de críticas desde varios frentes por sus decisiones.
La enorme confusión generada por el decreto del pasado viernes y la ola de protestas que desató se convirtieron el lunes en una crisis abierta después que la secretaria interina de Justicia recomendó no defender las medidas sobre inmigrantes y refugiados.
En un gesto que generó un rechazo prácticamente unánime, Trump despidió sumariamente a la funcionaria mediante una nota oficial en que sostuvo que ella había "traicionado" la voluntad expresada en las urnas en la última elección presidencial.
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Este lunes, el senador republicano Cory Gardner, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores, dijo a la prensa que el texto del decreto antiinmigrantes firmado por Trump debía ser "arreglado", y añadió que los legisladores no tuvieron acceso al documento antes de recibir la firma del mandatario.
El propio presidente de esa comisión, el también republicano Bob Corker, admitió que desconocía el tenor del decreto.
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"Tengo esperanza de que [los funcionarios de la Casa Blanca] tomarán acciones en los próximos días para tratar de limpiar un poco todo esto", dijo Corker, en una estocada dirigida directamente al equipo más próximo de Trump.