

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
El cónclave para la elección del nuevo papa es un evento cargado de simbolismo y expectativas. En el reciente cónclave de 2025, que culminó con la elección del papa León XIV , un curioso incidente capturó la atención de los fieles y los medios de comunicación: dos gaviotas se posaron en la chimenea de la Capilla Sixtina justo antes de que saliera el humo blanco que anunciaba la elección del nuevo pontífice. Este evento ha generado especulaciones sobre si podría ser una señal divina o simplemente una coincidencia.
El cónclave de 2025 comenzó el 7 de mayo y concluyó el 8 de mayo con la elección del cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo papa, quien tomó el nombre de León XIV. Este cónclave fue particularmente significativo, ya que León XIV es el primer papa estadounidense en la historia de la Iglesia católica. La elección se produjo después de varias rondas de votación en la Capilla Sixtina, donde los cardenales se reúnen en completo aislamiento para deliberar y votar.
El momento exacto en el que sale el humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina es siempre esperado con gran anticipación. En esta ocasión, el humo blanco apareció a las 18:07 hora local de Roma, confirmando la elección del nuevo papa. Sin embargo, lo que hizo este momento aún más especial fue la presencia de dos gaviotas que se posaron en la chimenea justo antes de que el humo blanco comenzara a salir.
Publicidad
¿Era una señal?
La presencia de las gaviotas ha generado diversas interpretaciones. Algunos usuarios en redes sociales han sugerido que podría ser una señal divina, indicando la bendición y aprobación de la elección del nuevo papa. Las aves, en muchas culturas, son vistas como mensajeras espirituales, y su aparición en un momento tan crucial ha sido interpretada por algunos como un augurio positivo.
Por otro lado, expertos en comportamiento animal y ornitología han señalado que las gaviotas son comunes en Roma y que su presencia en la chimenea podría ser simplemente una coincidencia. Las gaviotas suelen buscar lugares elevados para descansar y observar su entorno, y la chimenea de la Capilla Sixtina ofrece una vista privilegiada.
Publicidad
¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en su corazón, alcanzara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!
Esta es la paz de Cristo Resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Aún conservamos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía a Roma. ¡El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua! Permítanme dar continuidad a esa misma bendición: ¡Dios nos quiere, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá! ¡Estamos todos en las manos de Dios! Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo va delante de nosotros. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de Él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos también ustedes, luego los unos a los otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al papa Francisco!
Quiero agradecer también a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser Sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes, como una Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros. Soy hijo de San Agustín, agustino, que dijo: “Con ustedes soy cristiano y para ustedes obispo.” En este sentido, todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.
¡A la Iglesia de Roma, un saludo especial! [aplausos] Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, el diálogo, siempre abierta a acoger como esta plaza con los brazos abiertos. Todos, todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor.
Publicidad
(Parte en español) Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo (fin de la parte en español).
A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca, especialmente de quienes sufren. Hoy es el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor. Entonces, quisiera rezar con ustedes. Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo, y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre.
Publicidad
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL