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Tuvo dos hijos, resultado de los abusos, y uno fue obligado a participar en los maltratos.
La víctima tenía 19 años cuando llegó al país europeo, proveniente de Rumania, y encontró un trabajo: cuidar a una mujer que finalmente murió. La joven quedó en compañía del hombre de unos 40 años, quien le prometió ayuda pero terminó haciéndola vivir un verdadero calvario.
Durante una década fue obligada a vivir en una especie de choza cercana a la vivienda del hombre. Allí la torturaba y abusaba de ella. Como resultado del abuso sexual nacieron dos hijos: una mujer y un hombre, quienes nunca tuvieron atención médica ni siquiera durante el parto.
Después de todo ese tiempo de tortura las autoridades encontraron al secuestrador con el niño, de 9 años, en condiciones pobres, muy sucio. Sospecharon del semblante del menor e hicieron la inspección en la casa, reveló el diario La Repubblica.
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Estas imágenes del sitio fueron recogidas por las autoridades:
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Su investigación los llevó hasta la oscura choza donde la escena se tornó más escalofriante. El tiempo que estuvo raptada, la mujer vivió encadenada a una cama, si así se le puede llamar al arrume de cartón en el que dormía rodeada de insectos y roedores.
Su baño no era más que un balde y la alacena de sus alimentos era un bote metálico que acumulaba alimentos en deplorable estado. Basura, sillas rotas, pedazos de cartón rodeaban aquel cambuche macabro.
El niño de 9 años y la niña de 3, que vivían en esas condiciones, fueron entregados a las autoridades, junto con su mamá. Investigadores descubrieron que el niño había sido obligado a participar en las torturas que infringían a su mamá, que ahora tiene 29 años.
El sujeto fue detenido y tendrá que responder por maltrato familiar, esclavitud y violencia sexual.
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