Al parecer, fue retenido por un grupo de habitantes que lo entregó a la Policía. Un sacerdote lo protegió para que no fuera linchado como los otros cuatro señalados criminales.
Los cuerpos del profesor Álvaro Díaz y su esposa Loiden Acuña, además de sus hijos de 20 y 13 años, fueron calcinados. El asesinato se habría dado por una deuda, según primeras hipótesis.
Cuatro de las víctimas eran una familia y los otros fallecidos son los presuntos homicidas. Autoridades investigan si la comunidad acabó con la vida de los señalados criminales.