Familia de Julio César Peñaloza podría tener reconocimiento como víctima después de 35 años

Han pasado 35 años desde aquel fatídico 18 de agosto de 1989 en el que el concejal del municipio de Soacha, Cundinamarca, Julio César Peñaloza murió asesinado durante el atentado en contra del entonces candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento.

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Julio César Peñaloza fue la persona que invitó a Galán a Soacha y quien siendo concejal del municipio hizo de maestro de ceremonias en la tarima que vio caer de muerte a estos dos políticos y al escolta Santiago Cuervo.
Hoy el drama de la familia de Peñaloza continúa. Su esposa, Gloria Mercedes Rojas, y sus dos hijas, Gloria Marcela y Sandra Paola Peñaloza Rojas, mantienen la lucha por ser reconocidas como víctimas de la violencia en Colombia.

“La gente solo tiene en su imaginario que asesinaron a una persona que iba a ser el presidente de Colombia, que era Luis Carlos Galán. Entonces en todos los espacios la gente reconoce que asesinaron a su líder Galán, pero nadie reconoce que asesinaron a otra persona que también tenía un proyecto político”, manifiesta Gloria Marcela.

Después de 35 años, hay pocas respuestas y ningún reconocimiento para esta familia, ya que sus peticiones de verdad, justicia y reparación no han sido atendidas. “Buscamos que, en un evento público, el Estado colombiano le pida perdón al municipio de Soacha y a la familia del concejal Julio César Peñaloza. Sin embargo, todas las medidas de reparación las negaron, aparte de negar a mi mamá como víctima”, complementa la hija del concejal asesinado.

Lo paradójico del caso es que las mujeres denuncian que en medio de la demanda resultaron sancionadas por calumnia y condenadas a un millonario pago. “Cuando nos vamos a segunda instancia, el Consejo de Estado nos contrademanda por un monto de plata bastante considerable y nos dice que nosotras no tenemos derecho a esa reparación y que no somos víctimas”, amplía Gloria Marcela.

Pero para ellas se abrió una posibilidad ante un reciente fallo de la Corte Constitucional, que revocó estas determinaciones y ordenó reabrir el caso.

“Ojalá puedan contar con toda la versión que nosotros hemos venido trabajando y con todas las pruebas que en materia de justicia se tienen y que, más allá del fallo o lo que ellos respondan en materia de justicia, que nos puedan otorgar a nosotras unas rutas hacia la verdad”, concluye Gloria Marcela.

Al final, esposa e hijas de Julio César Peñaloza aspiran a tener, después de 35 años, un reconocimiento pleno como víctimas y la reivindicación de la memoria del que han denominado un mártir en la sombra.

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