Según la medición de Invamer Poll, la imagen favorable del presidente Gustavo Petro cayó 23 puntos en los 10 meses iniciales de su mandato, pasando del 56 al 33%. Esta es la caída más rápida en aprobación en los últimos siete gobiernos; lo mismo pasa con el aumento en su desaprobación, que pasó del 20 al 61%.
A los expertos, más que los números, les preocupa el poco tiempo en el que el presidente perdió la aprobación con la que llegó al poder, ya que de agosto a junio triplicó su imagen negativa. Además de la falta de equipo, lo atribuyen a hablarle solo a su base y radicalizar su discurso.
“Pero el presidente Petro no se equivoca nunca, no se raja y entonces, cuando pasan las cosas, él hace anuncios o plantea temas que no son ciertos, o datos que no son reales, o saca fotos que no son ciertas. Después culpa a los demás y eso de culpar a los demás a la gente no le gusta”, afirmó Pedro Medellín, analista político.
“Él tiene una base dura del 25 al 30% de los colombianos que creen en el presidente Petro, pero ganó con el 50, entonces hay ahí 25 o 30% de la población colombiana que ya no se está sintiendo conectada, que se sintió conectada en la segunda vuelta, pero ya no se siente conectada con el presidente”, señaló Camilo Granada, experto en comunicación política.
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Otro factor para los analistas es que no ha logrado traducir los anuncios de sus principales reformas en hechos de gobierno, lo que hace que la gente pierda confianza. A todo esto se suman los escándalos: su hijo Nicolás Petro, el polígrafo de Laura Sarabia, las chuzadas en el caso de Armando Benedetti.
“Son los escándalos que han sacudido el entorno cercano del presidente y que han hecho mella. Lo segundo: las reformas que ha propuesto, como la de la salud, han generado muchas tensiones entre diversos estamentos de la sociedad y estamentos políticos”, manifestó Gabriel Cifuentes, analista político.
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Pedro Medellín agregó que la creciente desaprobación del presidente y la que registran los alcaldes de Cali, Jorge Iván Ospina, y de Medellín, Daniel Quintero, es una alerta.
“En todos los gobiernos del país, los tres peor valorados son los de izquierda. La izquierda debería echarse una revisada en ese tema de qué tanta gente buena tiene en su entorno para sacar adelante los gobiernos”, aseguró.
Otra conclusión compartida es que Colombia no ve con buenos ojos el lenguaje desafiante y los ataques al sector productivo y a los medios de comunicación.