Según Parnia, del Hospital de la Universidad Stony Brook, su fórmula consiste en enfriar el cuerpo inmediatamente después de la muerte para preservar las células del cerebro, mientras se mantiene el nivel de oxígeno en la sangre. Eso daría tiempo para corregir la causa del fallecimiento y reiniciar el corazón.
Por ejemplo, explica, si alguien sufre un ataque cardíaco en su casa, después de llamar a Emergencias hay que colocar bolsas congeladas sobre el cuerpo hasta que llegue la ambulancia.
Sin embargo, aclara que su técnica no funciona en todos los casos. "Un ataque al corazón es tratable. La pérdida de sangre también. Un cáncer terminal no lo es, tampoco lo son muchas infecciones. En estos casos, aunque reanimemos el corazón, este dejaría de latir una y otra vez", indica.