
El equipo investigativo de Séptimo Día dio seguimiento a algunas de sus más impactantes investigaciones, aquellas que dejaron un capítulo abierto sobre tragedias estremecedoras. ¿Qué ocurrió después?
Una de las más sobrecogedoras fue la de familias que tras tomar la decisión de alquilar una habitación en sus casas, terminaron viviendo una pesadilla. Entre ellas, el caso de María Victoria Loaiza, de 61 años, asesinada al interior de su casa el 13 de febrero de 2024. Su hijo, Freddy Ortiz, un joven de 27 años con parálisis cerebral, logró sobrevivir a la brutal agresión.
Inquilino peligroso
Los hechos ocurrieron en el barrio Cristóbal Colón, en Cali, donde María Victoria vivía con su hijo en una casa de cinco habitaciones. Para cubrir parte de los gastos, alquilaba dos de ellas. Una de esas habitaciones la arrendó a un nuevo inquilino el 9 de febrero de 2024.
“Mi mamá siempre actuó de buena fe, solo quería ayudarlo”, contó en su momento Freddy Ortiz a Séptimo Día. Según relató, su madre le arrendó una habitación a Mateo Alejandro Trullo Salas, de 26 años.
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“Nosotros no lo conocíamos, simplemente él llegó un día en una bicicleta negra y fue a ver la habitación, le pidió a mi mamá que se la alquilara... En ese primer momento me pareció un tipo normal. Nunca le vi nada malo”, recordó.
Sin embargo, con el paso de los días, empezaron a notar actitudes extrañas: “No sé sí se drogaba. Unos días empezaba a darle puños a la pared y a hablar solo”, dijo Freddy.
El día de la tragedia
La situación se tornó irreversible el 13 de febrero de ese año cuando, según relató Freddy, el hombre comenzó a acercarse a su madre con la intención de tocarla. En cuestión de segundos, se desató una aterradora escena: Mateo se dirigió a la cocina, tomó un arma cortopunzante y empezó a apuñalar a María Victoria. “Le decía que parara, pero no paró”, recordó.
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En medio del ataque, Freddy intentó interceder, pero fue alcanzado por la violencia del agresor. “Me empezó a dar todas las puñaladas que tengo aquí, que fueron 29. Ella me alcanzó a decir: ‘Freddy, ¿estás bien?’. Le respondí: ‘Sí mami, solo que no puedo hablar’... Ahí ya empecé a perder el conocimiento”.
Desafortunadamente, María Victoria murió al instante por la gravedad de las heridas. Por su parte, Freddy tuvo que luchar por su vida. Así lo recordó Renato Loaiza, su primo: “Él estuvo en unidad de cuidados intensivos y su brazo derecho no lo puede usar para nada, mejor dicho”.
Hoy, Freddy vive las secuelas físicas, pues los daños causados le hicieron perder gran parte de su movilidad.
Captura del señalado agresor
Mateo Alejandro Trullo fue atrapado por la ciudadanía al tratar de escapar de la vivienda tras la agresión. El subintendente Byron Valenzuela, quien participó en la captura, relató: “En ningún momento negó lo que había hecho. La ciudadanía, al darse cuenta de que él había asesinado a la señora, no lo quería quitar y agredirlo nuevamente”.
Una vez se conoció este caso, el equipo de Séptimo Día llegó hasta la estación de Policía El Guabal, en Cali, donde se encontraba recluido en su momento Mateo Alejandro, pero este no accedió a dar declaraciones.
¿Qué pasó con este caso?
Freddy y sus familiares solo esperaban que el asesinato de María Victoria Loaiza no quedara en la impunidad y que tragedias como la suya no se repitieran. El 13 de enero de 2025, seis meses después de la emisión del programa, Mateo Alejandro Trullo fue condenado a 24 años de prisión por los delitos de homicidio agravado, en concurso homogéneo sucesivo, y homicidio agravado en grado de tentativa. Actualmente cumple su condena en el complejo carcelario y penitenciario de Jamundí, Valle del Cauca.
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Según Jennifer Ortega, abogada representante de las víctimas, tras un preacuerdo con la Fiscalía, Mateo obtuvo una reducción del 50% de su pena. Por ello, ella y la familia de María Victoria consideran que la justicia en Colombia debe ser más contundente frente a este tipo de delitos.
“24 años es muy poquito para todo lo que causó”, lamentó Freddy, hijo de la víctima. Asimismo, Evelyn Loaiza, tía de Freddy, aseguró que: “Es una condena muy injusta, porque las leyes establecen que hay rebajas porque confesó el delito”.
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Por otro lado, la abogada enfatizó que el delito no fue tipificado de la manera correcta, por lo que no hubo una condena justa. Para ellos, lo ocurrido se trató de un feminicidio. “La Fiscalía se lavó las manos diciendo que el fiscal saliente, quien debió aportar esos elementos a la investigación, no lo hizo y que el fiscal que continuó con el proceso no tenía conocimiento de ellos y que en la etapa procesal en la que estábamos no se podían incluir”, dijo la defensa.
“Tengo mucha tristeza, mucha amargura en mi corazón. Me hace mucha falta mi madre”, concluyó Freddy, quien carga con el recuerdo imborrable de aquel día y con las secuelas irreversibles que dejó en su vida y en su salud.
Hoy, clama a su EPS el apoyo de una enfermera permanente, pues dependía completamente de su mamá, quien fue asesinada.